Sevilla FC

Un plan C frente a los fantasmas

  • El refrescante regreso de Óliver Torres, el juego al espacio y los goles de En-Nesyri dibujan otro Sevilla que no debe pasar desapercibido por la locura ante Osasuna

  • Tercero tras el segundo tercio liguero: alguien debe parar la psicosis

En-Nesyri trata de irse por velocidad mientras es agarrado por Aridane.

En-Nesyri trata de irse por velocidad mientras es agarrado por Aridane. / Antonio Pizarro

El manicomio en el que se convirtió el Ramón Sánchez-Pizjuán en la segunda parte del Sevilla-Osasuna, sobre todo a raíz de la intervención del VAR y la expulsión del meta Sergio Herrera, no debe solapar que Julen Lopetegui puso sobre el tapete un nuevo plan de juego que puede dar sus frutos en el último tercio liguero.

Podría hablarse de un plan C, tras el habitual plan A, el 4-3-3 con control del partido a base de presión y dominio de la pelota, y el plan B, el que puso en práctica con el Cluj y el Getafe, con un 3-4-3, gente más física en la medular y fútbol más directo. Ante Osasuna, quizá llevado por el atasco que sufrió el equipo en Nervión ante el Cluj, unido a los malos partidos precedentes en casa en la Liga, el entrenador guipuzcoano urdió otra estrategia.

También influyó, lógicamente, la necesidad de anticipar el reparto de esfuerzos ante lo que está por venir. Pero detrás de ese once revolucionario con seis nuevas caras respecto del anterior equipo, sin contar la obligada de Bono por Vaclík: Sergi Gómez por Diego Carlos, Escudero por Reguilón, Óliver Torres por Gudelj, Franco Vázquez por Joan Jordán, Rony Lopes por Suso y En-Nesyri por De Jong.

Óliver Torres busca el pase al espacio tras dejar atrás a Oier. Óliver Torres busca el pase al espacio tras dejar atrás a Oier.

Óliver Torres busca el pase al espacio tras dejar atrás a Oier. / Antonio Pizarro

En ese once, algunos de los cambios estaban motivados por el cansancio, por distintas circunstancias, como el del recién llegado Suso o el de Diego Carlos, el segundo con más minutos acumulados tras Jesús Navas; otros por la fatiga mental, como reconoció Lopetegui; y otros por la necesidad de buscar otro plan de juego.

Ahí, el regreso de Óliver Torres fue trascendental. No sólo fue artífice importante del triunfo, al dar los dos pases de los dos primeros goles, a En-Nesyri en juego dinámico y a Ocampos a balón parado, al botar el córner del 2-0. También protagonizó ese nuevo plan de juego de buscar los espacios. Y para eso tuvo como referencia dinámica, en todo el frente del ataque, a En-Nesyri, otro de los que entró en el equipo titular, y Ocampos.

Tanto el marroquí como el argentino son futbolistas muy potentes que están más que capacitados para ir a los desmarques de ruptura con velocidad y calidad para hacerse con el balón. De hecho, así sucedió en el 1-0, con el robo y el demarraje de Óliver Torres acompañado por En-Nesyri, cuyo control en carrera con la derecha y el disparo con la izquierda fueron perfectos.

En-Nesyri y Brasanac persiguen con la mirada un balón largo En-Nesyri y Brasanac persiguen con la mirada un balón largo

En-Nesyri y Brasanac persiguen con la mirada un balón largo

También ocurrió en otra jugada que casi convierte en gol Ocampos, al filo de la media hora, cuando Óliver Torres lo buscó a la espalda de los centrales de Osasuna. El argentino controló con la izquierda, de forma excelsa, y disparó alto algo forzado ante la salida del portero. Y fue decisiva también esta estrategia en la expulsión del portero de Osasuna.

Asimismo, Óliver Torres vio el desmarque de ruptura de Ocampos tras la adelantada zaga rojilla y le puso un balón de oro ante el que tuvo que salir a la desesperada el meta.

Tras despuntar en el triunfo ante el Granada (2-0), dándole más dinamismo y verticalidad a un juego que ya había mostrado su cara espesa para desesperación de la hinchada local, Óliver Torres se perdió los partidos de Liga ante Alavés, Celta y Espanyol. Ante el Osasuna fue titular por primera vez en el último mes. La lástima es que se perderá el duelo ante su ex equipo, el Atlético de Madrid, aunque allí es más probable el plan B.

Ocampos se planta ante Sergio Herrera, en la jugada en la que fue expulsado el meta. Ocampos se planta ante Sergio Herrera, en la jugada en la que fue expulsado el meta.

Ocampos se planta ante Sergio Herrera, en la jugada en la que fue expulsado el meta. / Antonio Pizarro

Así explicó Lopetegui su plan C: "Hemos castigado lo que intuíamos que la espalda de la línea de cuatro de ellos. Y bueno, deberíamos haber seguido en la misma línea en la segunda parte, incluso más, con el tema de la expulsión". Pero... aparecieron los fantasmas, sin que se supiera si el conjuro fue que el equipo empezó a controlar el partido con el balón, la psicosis colectiva de ese estilo propio del plan A, o que el VAR desquició a todo el mundo.

Los seis minutos sin juego entre la mano de Herrera y el tiro de falta de Rony Lopes dio paso a otro partido. Y Nervión se volvió loco. Lopetegui le dio una lectura positiva a esa comunión, pero pesó más el pánico a "los fantasmas". La psicosis existe y alguien debería frenarla. Porque el Sevilla arriba a un tramo clave tercero al término del segundo tercio de Liga. Tercero, que se dice pronto.

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