Sevilla FC

El último parón hasta primavera: relax antes del maratón

El preparador físico Óscar Caro habla con Pablo Sanz, Vicente Peinado y Julen Lopetegui.

El preparador físico Óscar Caro habla con Pablo Sanz, Vicente Peinado y Julen Lopetegui. / LaLiga

El Sevilla, excepto sus internacionales, disfruta este fin de semana del último receso de relax antes de afrontar un durísimo maratón. Una vez que el sábado 21 el equipo nervionense vuelva a la competición iniciará la fase dura del calendario por cúmulo de partidos, en una temporada en la que no habrá parón de Navidad. LaLiga debe fijar los horarios para las vísperas de Nochebuena y Nochevieja, que caen entre semana, dejando libre únicamente el fin de semana posterior al día de Navidad.

Todo lo demás son fechas y más fechas en las que se van solapando competiciones: cuando termine la fase de grupos de la Liga de Campeones, comenzará la Copa del Rey. Y el Sevilla ni siquiera podrá disfrutar de uno de las escasas semanas sin partido en medio, la segunda de enero, al tener que jugar el partido aplazado en el Wanda Metropolitano con el Atlético. Es más, aún debe buscar un hueco para el otro aplazado, el Sevilla-Elche en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

Así, este largo fin de semana de descanso para los jugadores del Sevilla que no tienen que estar viajando por medio mundo con sus selecciones será como el descanso del guerrero antes de la gran batalla. Porque luego apenas habrá respiro hasta el próximo parón de las competiciones, a finales de marzo, con la llegada de la primavera. El final del otoño y todo el invierno serán duros e intensos.

Será un periodo, noviembre-diciembre-febrero-marzo, en el que el calendario pondrá a prueba la capacidad de gestión y de dosificación de Lopetegui, el trabajo y la programación de sus preparadores físicos y también de los recuperadores y el fondo de una plantilla que puede haberse quedado corta por los inconvenientes de un mercado sin liquidez en el que Monchi no pudo recolocar a algunos de los cedidos para hacer hueco a otros futbolistas.

Todo esto se une a que el Sevilla, como han recordado Lopetegui y Monchi, fue el equipo que más tarde terminó la temporada pasada de la Liga española. Uno de los que más tarde concluyó de toda Europa y uno de los primeros en empezar de nuevo, al disputar en septiembre la Supercopa de Europa ante el Bayern Múnich tras una brevísima pretemporada que sucedió a dos semanas de vacaciones.

La fatiga muscular ya está dando la cara y ahí están las lesiones de Jesús Navas –fue citado por España en agosto y sólo tuvo una semana de vacaciones– y Acuña, que deben aprovechar el parón para coger resuello, al igual que Suso, otro de los tocados tras un primer tramo duro. También debe servir el parón, último hasta el 21 de marzo, para que Idrissi se una definitivamente al grupo, después de que el club anunciase que ya está en la fase final de la readaptación del problema de tobillo, la dolencia que después de mucho secretismo desveló Monchi en una entrevista reciente.

El calendario se presenta de tal modo que el Sevilla tiene 20 partidos de Liga entre noviembre y marzo, incluido el partido con el Atlético, y tras la finalización de la fase de grupos de la Champions comienza la Copa del Rey. Es decir, si el Sevilla, como quiere hacer, va superando obstáculos en Europa y en la Copa, jugará cada tres días todas las semanas, hasta el primer leve receso de Navidad y dos semanas que quedan libres entre febrero y marzo, cuando está previsto que se jueguen los octavos de la Champions. El sorteo, si el Sevilla confirma su clasificación, dirá qué semana está exenta para el equipo de Lopetegui, que tendría que usar una de esas dos fechas libres entre semana para jugar con el Elche.

Todo esto se suma a una plantilla en la que, sin los nueve internacionales y los cuatro lesionados, consta de una docena de efectivos, incluyendo entre éstos a dos futbolistas que están más por las circunstancias del mercado que por decisión técnica: Aleix Vidal y Gnagnon. El grupo real de trabajo es muy magro para soportar un invierno que requerirá muchas reservas y no hay margen a la hibernación. Cuando la pelota vuelva a rodar no habrá lugar al bostezo.

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