Triple salto mortal sin red en Praga

Slavia-Sevilla FC | La previa

El Sevilla, después de su inyección anímica contra la Real Sociedad, debe corroborar ante el Slavia que ha recuperado las esencias con Machín

Machín se dirige a sus futbolistas antes de comenzar el entrenamiento en Praga.
Machín se dirige a sus futbolistas antes de comenzar el entrenamiento en Praga. / Martin Divisek / Efe

Praga / Enviado especial/Salto mortal sin red para el Sevilla en su afán por escribir otra bella página en esta Liga Europa que tantas satisfacciones ha proporcionado a los suyos a lo largo de este siglo XXI. La tropa de Machín deberá ganar, casi con toda seguridad, en la cancha del Slavia de Praga para meter su bola en el sorteo de los cuartos de final de la competición y seguir optando, por tanto, a agrandar su leyenda y pelear de esa manera por conquistar el trofeo por sexta vez. El reto es complicado, el 2-2 de hace una semana en el Ramón Sánchez-Pizjuán no hay quien lo mueva ya y será complicado un triunfo en la cancha del líder de la máxima categoría del fútbol checo.

Departamento de Infografía
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Está claro que el examen es durísimo, que las posibilidades de estar en esos cuartos de final se han visto disminuidas de forma considerable, pero ninguno de los que se subió en la mañana de ayer, muy tempranito, al avión con destino a la bellísima Praga tenía un pensamiento negativo respecto al desenlace de este cruce europeo. Los sevillistas recuperaron de golpe la moral con los 20 minutos que protagonizaron el pasado domingo contra la Real Sociedad y eso los ha hecho crecer de manera exponencial en un aspecto fundamental y que tiene que ver con las cabezas de quienes se calzan las botas para jugar al fútbol.

Dicen quienes entienden de eso que este deporte, como casi todos, tiene mucho que ver con los estados de ánimo de quienes se encargan de desarrollarlo. Por supuesto que eso tiene que ir acompañado de una mínima calidad para que las cosas puedan tender a favor de quienes nos encartan en este caso, que son los integrantes del Sevilla. Es evidente que, respetando al máximo a ese líder de la Fortuna Liga que no está integrado por patanes, ni muchísimo menos, la escuadra nervionense sí tiene argumentos suficientes para ganar la eliminatoria en el coqueto Eden Arena del Slavia.

Vaya, que no se habla de aquella vuelta de los cuartos de final coperos en los que el Sevilla visitaba al Barcelona en el Camp Nou con dos goles de ventaja incluso. Aquel día seguro que sus integrantes pensarían que pese a esa considerable renta la posibilidad de una clasificación era infinitamente más remota que la que puedan tener en la fría noche de Praga. Banega y compañía ya demostraron en la ida que en lo referente al fútbol sí fueron muy superiores al Slavia y que sólo las circunstancias de este maravilloso juego impidieron que finalmente se hicieran no sólo con un triunfo, sino también con una ventaja que les hubiera permitido tener un mullido colchón en esta vuelta.

No fue así, entre otras cosas, porque el desacierto a la hora de embocar la portería de Kolar fue continuo. El cuadro de Machín contó con innumerables oportunidades de haber aumentado el número de goles que iniciara en el segundo 24 del encuentro, pero unas veces por unas cosas y otras por otras lo cierto es que todo quedó en un empate a dos. Cabe recordar en este punto, además, que los dos tantos de los checos llegaron a través de un rebote en la pierna de Rog, el primero, y en un cabezazo de Kral que el propio futbolista interpretó como un error, pues miró para atrás para buscar la pelota mientras que ésta describía una parábola hacia la escuadra imposible para su compatriota Vaclik.

Son las circunstancias que se dan en el fútbol y que todos los sevillistas esperan que en esta ocasión tornen hacia el lado contrario. Es evidente que cualquier posibilidad que tengan los nervionenses de superar este compromiso pasa, primero, por repetir el juego desarrollado el domingo contra la Real Sociedad, incluso también con el Slavia el jueves; y, segundo, por tener algo más de fortuna, o de acierto, como se prefiera, a la hora de los remates hacia la portería de Kolar.

Todo lo que no sea eso está claro que conduciría a una eliminación que volvería a poner a Machín en la picota de sus aficionados, que hasta ahí hasta puede ser considerado normal, y de los máximos responsables deportivos de este Sevilla, que en ese sentido sí se podría abrir ya un debate sobre la conveniencia o no de tomar medidas drásticas.

Y, sobre todo, sobre la inoportunidad de no fortalecer la figura del entrenador con un mensaje inequívoco por parte de quien debería haberse encargado de ello, de Joaquín Caparrós está claro. Pero el utrerano no ha debido considerar oportuno pillarse los dedos en este sentido, algo que tal vez le habría gustado a él en el caso de estar en la misma situación. Son las cosas del fútbol, de cualquier manera y de las circunstancias que éste va deparando en infinidad de situaciones relativamente similares.

Pero Machín, dentro de su inexperiencia en estos niveles en la élite, ya sabe con qué situaciones se puede ir encontrando y para sacarlas adelante lo mejor que podría hacer es ser fiel a sí mismo y seguir demostrando que tiene convencidos a sus futbolistas de el camino correcto es el suyo. El abrazo de Banega al entrenador soriano cuando fue sustituido el pasado domingo por Bryan fue suficientemente ilustrativo del sentir de la mayor parte de la plantilla blanquirroja, que siempre habrá alguno que no esté en la misma línea, por supuesto que sí. Ahora la cuestión es volverlo a demostrar en el terreno de juego.

En ese sentido, el Sevilla debería variar su caminar como visitante en la Liga y simplemente mantenerlo en esta competición continental. ¿Por qué? Muy claro, si se acuden a los datos como forasteros, muy decepcionantes para todos los sevillistas, incluido Machín por supuesto, en el torneo nacional, también habría que recordar que los blancos fueron capaces de imponerse a la Lazio en el Olímpico romano en su último partido como forasteros en esta Liga Europa gracias a un gol de Ben Yedder.

El camino, por tanto, está trazado y bien harían los nervionenses en ser fieles a sus esencias de buscar esas llegadas masivas al área rival, algo que ha sido fundamental cuando le ha ido bien en el presente curso a la tropa de Machín y que tal vez haya sido el origen de los males como visitantes. Porque nadie puede negar que parte de esas señas de identidad fueron perdiéndose y el Sevilla dejó pasar en muchas ocasiones la primera mitad sin pisar el acelerador a fondo. Esto quiere decir que para desequilibrar al rival puede ser necesario correr los riesgos pertinentes.

El último aspecto a desarrollar en esta presentación del Slavia de Praga-Sevilla, vuelta de los octavos de final de la Liga Europa 2018-19, está en los protagonistas. Machín, como todos los sevillistas, está pendiente de la evolución física del guardameta Vaclik tras la contusión que sufriera en la ida en el costado por un rodillazo de Traore. Todos dicen que el internacional checo no debe tener problemas para jugar en su retorno a su país natal y cabe suponer que así será.

Después ya será el turno para el entrenador a la hora de barajar a los 10 futbolistas restantes, sobre todo porque cada vez se están sumando más elementos tras superar las lesiones y otros problemas físicos. Jesús Navas, Carriço, Promes, Banega y Ben Yedder deben ser fijos en todas las especulaciones y ya se verá con qué cinco futbolistas completará el técnico soriano un once que, sean quienes sean, debe ser suficientemente competitivo para hacer este triple salto mortal en Praga sin lona. La cuestión es no caerse, nunca es bueno caerse…

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