Sevilla FC

El entusiasmo de Tarik, niño sevillista de Marruecos, al conocer a su ídolo Bono

La felicidad del niño Tarik al conocer en persona a Bono. / SEVILLA FC

Si algo sigue teniendo el fútbol, por muy industrializado que esté o por muy corrompido que pueda a llegar a estar por el dinero, es su capacidad para generar ilusión. Ésa es su verdadera fuente de ingresos, el maná constante que lo mantiene indemne contra viento y marea. Y en el pequeño Tarik se ve una muestra de esa ilusión incorruptible, indestructible.

Tarik es un niño hispano-marroquí que siente admiración por Bono, como tantos otros niños de Marruecos, cuya selección ha debutado este miércoles con la brillante actuación del guardameta sevillista junto a su compañero En-Nesyri, muy poco participativo, en el partido ante Croacia (0-0). Antes de acudir a su cita con Marruecos en el Mundial, el meta recibió la visita del pequeño en la ciudad deportiva del Sevilla.

Bono realiza ante Kramaric una salida, en una de sus intervenciones en el Marruecos-Croacia. Bono realiza ante Kramaric una salida, en una de sus intervenciones en el Marruecos-Croacia.

Bono realiza ante Kramaric una salida, en una de sus intervenciones en el Marruecos-Croacia. / Abedin Taherkenareh / Efe

Bono recibió a Tarik. Ataviado con la ropa del Sevilla y unos guantes de portero, el émulo del meta marroquí fue llevado a la ciudad deportiva por su tío José María Pinilla, junto a sus primos, a los que presentó a la cámara con desparpajo. "Yo soy Tarik y él es mi primo Julio y él mi primo Mario", dice en un incipiente castellano.

Con el meta, al que ya incluso ha ido a ver jugar al Ramón Sánchez-Pizjuán, pudo hablar en árabe. Ahí se soltó más. "¿Sabes qué parada me gustó más? La que hiciste así, como en las películas".

Tarik vivió su película de ilusión junto a sus primos: peloteó con su ídolo Bono, algo más que el portero de la selección en Marruecos, donde es una auténtica estrella, se hizo fotos con él y éste le firmó sus guantes, que guardará a partir de ahora el pequeño hispano-marroquí como oro en paño. El oro del que está hecha la ilusión que mantiene al fútbol contra viento y marea, como se aprecia en los ojos de Tarik.

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