Sevilla FC

Una adaptación del modelo que luce más a domicilio

Quique da instrucciones en el partido de Getafe, tercer triunfo a domicilio en la Liga.

Quique da instrucciones en el partido de Getafe, tercer triunfo a domicilio en la Liga. / Europa Press

Mientras es bastante común que aficionados y dirigentes se dejen embelesar por charlatanes de feria, que los hay en esto del fútbol que no ven más allá de recrearse en el ombligo de sus ideas, el primer mandamiento de los banquillos para muchos es que un entrenador debe adaptar su modelo de juego a la plantilla y los jugadores con los que se encuentre, mucho más si su llegada se ha producido con la temporada en marcha.

Quique Sánchez Flores, sobre el que ya hay dentro del Sevilla quien pone en duda su método, ha logrado enderezar más o menos el rumbo y, sobre todo, dar una identidad propia al equipo, consolidando un sistema defensivo que a su aterrizaje era inexistente y que trata de aprovechar sus fortalezas y exponer lo menos posible sus defectos. La ley del fútbol, no hay más.

Y esta adaptación del modelo, con sus lógicas circunstancias aún a corregir, se ha demostrado que luce mucho más fuera de casa que en el Sánchez-Pizjuán, donde el entrenador madrileño parecía haberle cogido al fin el punto a la competición con los triunfos sobre Atlético y Real Sociedad, pero ha dado un evidente paso atrás.El Sevilla de Quique, claramente, gana mucho más a domicilio que como local. De las siete victorias que los nervionenses han sumado desde la llegada de su tercer entrenador esta campaña, nada menos que cinco han sido lejos de la capital hispalense. Tres en Liga, ante el Granada en el debut (0-3), frente al Rayo Vallecano (1-2) y el pasado sábado en Getafe (0-1). En Copa también venció el Sevilla con el madrileño a los azulones (1-3) y al Racing de Ferrol (1-2) en la ronda anterior. A ellos habría que sumar un empate en Valencia (0-0).

Sólo el Metropolitano, Montilivi y el Bernabéu

Otro dato a tener en cuenta: a domicilio sólo los equipos de arriba han logrado vencer al Sevilla de Quique, que únicamente ha vuelto de vacío ante Atlético de Madrid (dos veces, en Liga y Copa, 1-0 y 2-1), frente al Girona en el peor partido desde su llegada (5-1) y ante el Real Madrid (1-0).En casa, en cambio, el Sevilla sólo ha vencido a los mencionados Atlético (1-0) y Real Sociedad (3-2) y ha cosechado tres derrotas en algunos casos dolorosas, frente a Athletic (0-2), Alavés (2-3) y Celta (1-2), aparte de ceder un empate con Osasuna (1-1). La metamorfosis que el técnico de la saga de los Flores propugnó hacia un equipo más sólido atrás y con menos espacios que recorrer por sus defensas vino a suturar una hemorragia de goles y derrotas en transiciones mortales para un grupo de centrales en su mayoría lentos (todos salvo Kike Salas). El propio Sergio Ramos ha sido el primero en agradecer que el Sevilla juegue con las líneas más juntas y con una retaguardia de cinco hombres que evite balones a su espalda a través de los intervalos. Dar un paso atrás, encima, cerraba la vía aérea.

Además, Quique enseguida vio que la mayor virtud de los atacantes de los que disponía es la velocidad. Dio con la pieza clave del engranaje con la irrupción de Isaac y armó un equipo que se muestra mucho más cómodo esperando en su propio campo y jugando sin balón que teniendo que llevar la batuta del juego. En ataque estático el Sevilla ha demostrado que no ha encontrado la fórmula –quizá quedó demasiado impregnado en el vicio de quedarse sólo con el centro al área obsesivo de Mendilibar– y con la campaña empezada y con urgencias clasificatorias no hay tiempo para mecanizar nuevos movimientos. El Sevilla ha tenido claro que debía crecer desde la defensa, que presionar arriba con Isaac y En-Nesyri puede dar sus frutos para robar según en qué partidos y en qué circunstacias y que había que sacar tajada de la velocidad de Ocampos y los desmarques a espalda de la zaga rival.

Y, aparte de la estrategia, todo eso, toda esa adaptación del modelo, luce más fuera de casa. La estadística le da la razón. Ahora queda dar con la tecla en Nervión.

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