Sevilla FC: la cantera en la planificación

La cantera, un asidero recíproco

  • El recurso a “la fábrica” del Sevilla cobra forma con la promoción de Carlos Fernández y ofrece a Caparrós en su reto como gestor un margen de maniobra, tal y como pedía gran parte de la afición

Caparrós observa a Carlos Fernández ante Sandro.

Caparrós observa a Carlos Fernández ante Sandro. / Víctor Rodríguez

Son tantas veces las que se les ha llenado la boca a los gestores sevillistas con la cantera y tan poca la repercusión real que ha tenido ésta en el primer equipo en los últimos años que el Sevilla iba camino de recitar el cuento de Pedro y el lobo. Sin embargo, por circunstancias diversas, que van de la convicción y la forma de ver el fútbol de Joaquín Caparrós hasta la pura necesidad, parece que esta vez sí va a ser real el recurso a lo que el utrerano denomina “la fábrica”. Puede que su paso por Lezama haya tenido algo que ver. Puede que tenga que ver su recuerdo de angustiosa carestía en su primera etapa como entrenador del Sevilla. Y quizá su condición de neófito en la gestión deportiva, de novel en el manejo del mercado y sus procelosos intereses.

Carlos Fernández, el ejemplo

Todo ese cúmulo de factores puede propiciar que la cantera, después de tanto presumir de ella antes de sellar con silicona la puerta del primer equipo, empiece a tener presencia verdadera en el Sevilla de la temporada 18-19, como si fuera un asidero recíproco para el propio Caparrós y para una generacion de canteranos avalados por el talento. Sin calidad es imposible, pero han sido tantas las ocasiones que en el Sevilla han destacado la enorme calidad de su cantera...

La promoción de Carlos Fernández, con dorsal y ficha del primer equipo, es un primer gesto, una primera señal. En los últimos tiempos, tener ficha profesional de la primera plantilla ha sido sinónimo de fracaso. Por una razón o por otra, que la casuística es amplia. Luna, Campaña, Cala, Luismi, Borja Lasso... Ninguno cuajó ni se asentó en el Sevilla después de que se le brindara la oportunidad, algunas veces puramente testimonial: Luismi o Borja Lasso, Luna también, apenas disputaron de minutos sueltos. En otros casos, sí la aprovecharon, como Cala, pero su fuerte personalidad se topó con el mensaje unívoco de Monchi. En otros, caso de Campaña, las altas expectativas se fueron diluyendo en medio de distracciones particulares y descomposición general del equipo. Y hay casos que, sin haber tenido ficha, tampoco cuajaron: Juan Muñoz, José Carlos, Diego González, Luis Alberto, ahora cotizadísimo en la Lazio...

El caso de Sergio Rico

En este proceso, las voces de la afición se han posicionado a priori con el canterano... hasta que el canterano ha provocado un arduo y hasta sórdido debate a veces cuando el joven criado en la carretera de Utrera ha metido la pata en Nervión: véase el caso de Sergio Rico como mejor ejemplo de esta contradicción tan propia de la visceral forma de ver el fútbol por estos lares.

De trasfondo, la dudosa apuesta por la cantera alimentó el fuego de los debates. Ahora, Caparrós quiere una plantilla con sitio para los mimbres de la fábrica: 22+3 ó 21+4, ha dicho sobre el reparto de fichas para foráneos y canteranos. Casa esto con su convicción de que en la actual plantilla hay cimientos como para no necesitar muchas incorporaciones, aunque el mercado puede resquebrajar pilares con nombres propios: Lenglet, N’Zonzi, Banega... El acierto del equipo de Caparrós será clave para reforzar bien esos puestos señalados: portero, centrales, medio centro, delantero centro. La apuesta en la cantera, un asidero para chavales de puro talento como Pozo o Lara, debe completar el abanico. Luego los resultados y la afición dictarán su sentencia impía.

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