El carro de Berizzo

Suplentes de primera, titulares de segunda, jugadores menos habituales en los partidos importantes que se quieren subir al carro, fijos en el bloque de Eduardo Berizzo que con sus actuaciones parecen pedir a gritos querer tirarse de él... El sistema de rotaciones promulgado y defendido públicamente por el entrenador argentino ha demostrado ser algo arbitrario, incompleto y a veces hasta injusto.

El partido de Copa ante el Cartagena, con las reservas que siempre aconseja un encuentro con un rival dos categorías por debajo, dejó algunos apuntes interesantes y muchas preguntas para un técnico que ante las críticas ha anunciado que seguirá fiel a este patrón en su gestión de los recursos humanos que administra y que tiene ahora una semana por delante con un calendario duro y tres partidos exigentes en los que se juega, antes que nada, restaurar su crédito, y después, volver a enganchar al equipo a sus objetivos en dos competiciones, en la Liga y en la Champions: Leganés y Spartak en Nervión y Barça en el Camp Nou.

Porque resulta paradójico hablar de rotaciones y al mismo tiempo mencionar a suplentes y titulares cuando con este sistema no los debería haber. En Cartagena se pudo constatar que hay jugadores que deberían tener el protagonismo del que otros disfrutan, también se comprobó que hay futbolistas que parecían invisibles y que pueden sumar y otros -también hay que decirlo- que, sin ser titulares, tienen un rol dentro de la plantilla que quizá les viene grande mientras no mejoren, por ejemplo, su forma física. Entre éstos se puede citar a Nolito sin que tuviera que jugar en Cartagena al estar entre los considerados teóricos titulares.

Sobre todo, el choque copero dejó claro que Sarabia es un jugador desaprovechado. Podría ser un caso el suyo similar al de Correa, pues ambos posiblemente sean los jugadores de más calidad y proyección de la plantilla, pero el argentino es verdad que ha tirado la camiseta de titular en alguna ocasión (no siempre, pero sí alguna vez) por su apatía y frialdad. Sarabia no, Sarabia es un jugador top que la temporada pasada se erigió en uno de los mejores -si no el mejor- del equipo de Sampaoli y que debería disfrutar de los privilegios que hoy tiene Jesús Navas con respecto a ser el preferido de Berizzo en las grandes citas, si bien es verdad que en Moscú no fue de los elegidos. El palaciego, que no intentó encarar ni una sola vez a un defensa de Segunda B en el cuarto de hora largo que jugó, lleva no menos de tres partidos ofreciendo un nivel muy pobre.

Otra de las cosas que se pueden extraer de la cita en Cartagena tiene que ver con Ganso. Sin ser un jugador llamado a llevar el ritmo del equipo en duelos exigentes, tiene un don que se hace necesario en ciertos partidos y, cuando menos, puede discutirse que deba estar en el banquillo. Sus dos asistencias de tacón dan una muestra de la velocidad a la que piensa.

También se reivindicó un lateral específico como Corchia, una alternativa con más prestaciones ofensivas que Mercado y que, aunque ha sido alineado en la Liga, queda el poso de que el titular en su puesto es Mercado. Lo de Geis es aún una incógnita al jugar fuera de su puesto, pero el alemán no desentonó y Borja Lasso hizo un partido interesante en las dos facetas, crear y safrificarse en la presión.

Atención merece el peliagudo asunto Muriel. Marcado por su gran coste y la necesidad de goles del equipo, marcó, pero alimentó las dudas en dos mano a mano con el portero que no fue capaz de convertir dejando la sospecha de su estado físico. En uno lo regateó y se quedó sin ángulo y en el otro no acertó a tirar entre los tres palos.

También Pizarro, sin ser tan preocupante como el caso Muriel, tampoco ha demostrado estar cerca de la altura de N'Zonzi.

Paralelamente, como Geis y Borja Lasso hasta el martes, Montoya directamente no entra en las rotaciones, un sistema discutido y arbitrario en el que Berizzo ha impuestos sus particulares códigos.