Opinión | Pisando área
Jesús Alba
Bienvenido a España, señor Almeyda
En un equipo de fútbol, para que sea reconocible, la figura del primer central es primordial. Una figura que debe estar definida, que rezuma liderazgo, seguridad, solvencia, contundencia... y todos los valores de índole tanto futbolística como psicológica (en este puesto sí es primordial) que son imprescindibles para el que debe ser considerado el jefe de la defensa.
El portero debe tenerlo identificado, el medio centro igualmente y debe ser la continuación dentro del campo de la personalidad del entrenador. El que juega siempre, el que marca la línea para salir, el que ordena al equipo y el que tiene los galones. En el Sevilla, ese futbolista en la última temporada ha sido Nico Pareja, un hombre que pese a su veteranía y su estado físico, siempre que estuvo bien para jugar fue titular junto a otro compañero, daba igual quién fuese. El jefe de la defensa juega siempre y el que rota es el que lo acompaña, centrales en un papel importante, capital para el funcionamiento de un equipo, pero no tanto como el líder.
El último encuentro en Getafe, aparte de los tres puntos, puede decirse que el único aspecto positivo que arrojó fue la constatación de que con Simon Kjaer el Sevilla puede haber encontrado definitivamente a ese jugador. El danés, en la primera parte en el perfil izquierdo y en la segunda en el derecho, fue el mejor junto a Sergio Rico y demostró que es una garantía a poco que se haga con la situación, domine bien el idioma y adquiera consciencia de la responsabilidad que debe tener.
Pareja cumplió 33 años en enero, tiene sobre sus rodillas -particularmente en la derecha- lesiones importantes, marcada especialmente en rojo la rotura del ligamento cruzado anterior que sufrió en San Petersburgo en 2015 con el Zenit, que lo obligó a pasar por el quirófano y una larga recuperación, amén de que tras las exploraciones también se le diagnosticó un esguince de grado 2 del ligamento lateral interno. Ese mismo ligamento, que también le protestó la temporada pasada, ya empezó a darle problemas en el Espanyol. En 2010 sufrió un esguince, ya en el Sevilla, otro que lo tuvo algún tiempo parado en 2013, dos años antes de la lesión de gravedad sufrida en Rusia.
Quiere decir que en esta exigente temporada, el argentino agradecerá descansar lo suficiente. De hecho, en el Sevilla no esperaban la respuesta del jugador tras la rotura del cruzado. Pareja fue la temporada pasada ese líder que, si estaba bien físicamente, jugaba siempre, haciéndolo además a buen nivel e incluso desbancando de ese rol a un internacional francés que llegaba con pasado de pedigrí (del Milan) como Adil Rami. Además, las llamadas de Sampaoli para la selección argentina son otra amenaza para Pareja, pues se teme que si la rodilla tiene más carga con su selección el gran damnificado será el Sevilla.
De momento, el jugador ya tuvo que retirarse el pasado domingo en Getafe durante el descanso, aunque por una sobrecarga muscular, pero éstas también suelen ser reflejos de lesiones más traumáticas por cambios -como acto reflejo- en la postura de la pisada y otros factores. Pese a ello, Pareja viajó junto a los otros argentinos para ponerse a las órdenes de Sampaoli.
De esta forma, con Carriço con parecidos problemas con las lesiones, Kjaer es el llamado a convertirse en la referencia de la defensa sevillista, habida cuenta de que ni Lenglet ni Mercado han demostrado tener ahora mismo las dotes necesarias para ello, sin olvidar además que el argentino es utilizado por Berizzo recurrentemente como lateral derecho al estar sólo Corchia como jugador específico para esa demarcación en la plantilla.
En una edad ideal (28 años) para un central, internacional y capitán de la selección danesa, el propio desembolso que el Sevilla ha hecho por su fichaje lo convierte ya en una figura de peso en el vestuario. Kjaer es el fichaje más caro que ha hecho la entidad hispalense en su historia para la defensa, 12 millones.
Velocidad, intuición, jerarquía, contundencia sin llegar a ser agresivo, un dominio imperial del juego aéreo, tener siempre la referencia del balón sin perder de vista al contrario, capacidad para mandar por igual en ambos perfiles, buen dominio del juego en la salida... todas esas cosas demostró Kjaer particularmente en el último partido ante el Getafe, tras el que el sevillismo salió con la sensación de que, después de bastante tiempo, tiene un central de garantías y para rato, un jefe con galones que abroche un sólido sistema defensivo.
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