Decíamos ayer arbitral: Nico Williams engañó al árbitro y al VAR
La naturalización prometida por el nuevo Comité Técnico de Árbitros se ha quedado por ahora en sustituir el tradicional apellido materno por el nombre de pila: Juanlu no cometió penalti
Un esperanzador arrebato mermado por la precariedad
Nada nuevo bajo el sol. En caso de duda, para el grande. Al mínimo contacto, piscinazo y fraude deportivo. El fútbol ya no es un deporte de contacto, es un deporte de roces punibles. El único cambio que se ha percibido en la naturalización del arbitraje y videoarbitraje prometida por el nuevo Comité Técnico de Árbitros es que éstos ahora son llamados por su nombre de pila y por su primer apellido. Adiós al apellido materno... quizá para evitar salvaguardar la identidad en caso de insultos referidos a la madre del trencilla. En el Mallorca-Barcelona se vio el primer capítulo de la farsa. En San Mamés, Nico Williams engañó al árbitro y al VAR y encauzó el triunfo del Athletic sobre el Sevilla. El penalti supuso el 1-0 de un partido abierto.
Es como un "decíamos ayer" de Fray Luis de León en su regreso a la Universidad de Salamanca tras su peliaguda discusión teológica con la Inquisición, encarcelamiento mediante, pero en versión arbitral. El fútbol español ha derivado hacia la falsa seguridad jurídica que debía ofrecer el VAR. "Hay que volver al origen del VAR", anunció el CTA renovado y ahora presidido por Fran Soto. Con Rafael Louzán, nuevo presidente de la Federación Española de Fútbol, se confirma la máxima lampedusiana de que hay que cambiarlo todo para que no cambie nada...
En las imágenes desde el ángulo externo de la jugada en la que Hernández Maeso, Francisco José de nombre, pita penalti se aprecia perfectamente cómo el roce de la bota derecha de Juanlu sobre la bota izquierda de Nico Williams es apenas imperceptible. Y sobre todo se ve cómo el formidable atacante vizcaíno da una zancada más tras ese leve toque accidental antes de que sus dos empeines tropiecen de forma voluntaria con el césped. Lo que siempre ha venido en llamarse un piscinazo. Claro que hay que tener talento dramático para interpretarlo con realismo para que el engaño surta efecto.
Según el nuevo concepto que quiere implantar el CTA, el VAR sólo debe entrar para corregir errores flagrantes. Fran Soto quiere recuperar la soberanía del árbitro sobre el césped tras un periodo en el que la sala VOR había empezado a mandar más que aquél. Pero si no corrige los yerros flagrantes, ¿para qué está el VAR?
Iturralde González, ahora comentarista sobre arbitrajes en Carrusel deportivo, se espantó ante la jugada: “Cuando hay un pisotón, hay una acción-reacción y la reacción de Nico Williams no es caerse cuando le pisan, sino cuando ve que el balón se le va. Ese pisotón no es suficiente”.
Esto no acabará hasta que se sancione a los jugadores que engañan a los árbitros. Quien evita la ocasión evita el peligro. Si el Comité de Disciplina castigara de oficio a aquellos futbolistas con dolo, con intención de engañar en jugadas claras, se evitarían muchas polémicas. ¿Habría sido excesivo en el caso de Nico Williams? Quizá porque el roce previo existe, pero seguro que en un campo de albero no se habría producido ese piscinazo sobre el mullido césped de San Mamés.
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