Un discreto Lukébakio que recordó al de su primer año

El extremo belga, salvo en el gol de Vargas, apenas apareció y el Sevilla lo echó de menos en el derbi

El proyecto se instala de nuevo en la nadería

Lukebakio, abatido en la celebración bética.
Lukebakio, abatido en la celebración bética. / Juan Carlos Muñoz

El Sevilla echó de menos en el Benito Villamarín a Dodi Lukébakio, su mejor hombre, y a los extremos en general. Sólo Vargas, un jugador con especial habilidad para meterse por dentro –de hecho apareció en el gol– puso algo de brillo en un derbi en el que la gran decepción fue su gran estrella.

No obstante, el belga fue fundamental en la jugada del tanto del suizo al bajar maravillosamente aquel balón largo de Badé, estirar la jugada hasta el área, aguantar el momento justo y esperar a la llegada de su compañero para ponérsela con calidad.

Pero después de aquello Lukébakio poco más apareció. Alguna vez en la primera parte y nada en la segunda. Puede ser que el ex atacante del Hertha Berlín completara su actuación más discreta esta temporada, recordando en muchos aspectos al jugador de su primera campaña en Nervión, cuando la irregularidad fue su gran defecto y lo que le impidió brillar como lo está haciendo en la presente.

Lukébakio no entendió casi nunca el partido que planteó García Pimienta, quizá taponado por la posición de Juanlu, que ejerció de delantero junto a Isaac en ese 4-4-2 que planteó el entrenador barcelonés. Bien cerrado por Ricardo Rodríguez, al jugador nacido en Asse no se le vio a gusto y sí muy lejos del nivel que ha ofrecido en el presente curso, en especial en los partidos disputados lejos del Sánchez-Pizjuán, en los que ha anotado –quizá porque encuentra más espacio– ocho de los once goles a los que ha puesto firma.

Además, el sevillismo esperaba más de él por el hecho de que fue el protagonista en el derbi de la primera vuelta, que decidió desde el punto de penalti.

Lukébakio es, junto a Badé, el principal activo de la plantilla del Sevilla de cara al próximo mercado veraniego, habiendo desechado dos ofertas muy importantes en enero, una del Nápoles para ser el sustituto de Kvaratshkelia, y sobre todo una millonaria de Arabia Saudí.

El Betis supo cerrar bien las bandas y no sólo impidió que Lukebakio brillara, pudiendo hacer su jugada preferida, la de meterse desde fuera hacia adentro, sólo en el gol, sino que también hizo lo propio con Ejuke, un jugador muy desequilibrante en el uno contra uno que cuando salió tampoco entendió el partido, perdiéndose en su contumaz individualismo. Idumbo, otro proyecto de futbolista con muchas menos armas, fue otra víctima de este acierto defensivo del bloque de Pellegrini.

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