Un empate improcedente (2-2)

Rayo Vallecano - Sevilla FC

El Sevilla regala el triunfo en Vallecas con un segundo tiempo inaceptable. En 20 minutos ganaba 0-2 y justo antes del empate de Miku debió señalarse penalti a Gameiro.

Un empate improcedente (2-2)
Un empate improcedente (2-2)
Jesús Ollero

21 de febrero 2016 - 11:42

Pues no. En Vallecas tampoco. Contra un rival al que le pasó por encima tampoco consiguió el Sevilla ganar fuera de casa. Tal era la exhibición nervionense que Paco Jémez hizo su primer cambio en el minuto 27 y el segundo en el 35. Y no por lesión sino porque el Rayo era una calamidad aniquilada por un rival que jugaba de fábula y llegaba como quería. Pero todo eso se esfumó, el Sevilla hizo un segundo tiempo manifiestamente mejorable y el primer triunfo visitante tendrá que esperar. Y el domingo próximo, sin Banega, visita al Camp Nou, con lo que...

Justo a Banega lo había reservado Emery, que situaba como titular de nuevo a Fazio y a Iborra en el lugar del argentino. Centímetros a saco para desenvolverse en un campo pequeño que incita al balón largo y a la sucesión de córners. Todo eso pasó, pero aunque el Sevilla aprovechó a veces lo primero, desde luego no lo segundo. Nada menos que 16 córners y un solo remate franco, de Rami y al centro, en los últimos 15, pues del primero sale el barullo que pone por delante al Sevilla. Y varios contragolpes en esos córners...

Pero sale el Sevilla mandando y jugando una barbaridad. Su trayectoria última es espléndida pero la falta golear lejos de Nervión. Aguantó en el Calderón con diez y en Vigo con diez, con lo que en Vallecas había que dejar de aguantar y pegar fuerte. Veinte minutos fueron suficientes para que cualquier espectador determinara que el Sevilla ganaría goleando a un rival triste, perdido e incapaz. Pero no.

Con Gameiro como actor inicial de ambos goles, la defensa y el portero del Rayo parecían ese flan Dhul que anunciaban sus camisetas en la época de Ruiz Mateos. Una calamidad pura. Un córner al segundo palo lo gana el francés a Nacho, falla estrepitosamente Juan Carlos, que deja el balón muerto paraque lo pelee Vitolo y aparezca N'Zonzi para empujar. Luego, Gameiro prolonga de manual para Vitolo, que tira abajo, el portero para pero no despeja e Iborra logra a placer el 0-2. El valenciano, incluso, tira a asegurar un minuto después cuando Vitolo lo ha dejado solo y el balón va al palo.

El repaso es tremendo y una chilena de Gameiro en ajustado fuera de juego que ni Hugo Sánchez acaba también en el palo. El Sevilla es un ciclón y el Rayo una caricatura, así que Paco Jémez no espera y controla la hemorragia, extrañamente, con jugadores de ataque.

Uno de los que entran, Manucho, mete al Rayo en el partido antes del descanso. Con algo de ayuda, eso sí. Fazio parece decirle a N'Zonzi que mire al punta pero cuando centra Pablo Hernández no hay nadie con él y se adelanta a un inseguro Sergio Rico. 1-2 y la sensación de que la previsible goleada se había ido al limbo.

Pero empieza la segunda parte y el Sevilla debe sentenciar definitivamente, sin éxito. Gameiro se va de su par con un caño de tacón pero su pase de la muerte a Krohn-Dehli es despejado, y en el 49 un envío estupendo de Iborra para la carrera de Vitolo lo convierte éste en un pase de la muerte que Gameiro prolonga de tacón y Krohn-Dehli manda fuera de forma increíble.

El Rayo se viene arriba ante la falta de sentencia pero todo puede quedar zanjado si Estrada Fernández sanciona un agarrón de absoluto descaro de Llorente a Gameiro cuando el francés iba a rematar solo ante Juan Carlos. Se rozaba el 60 y ahí se acabó el Sevilla.

La coordinación de los centrales es la base del éxito defensivo y está claro que a Fazio le falta fútbol y que Rami no está todavía cómodo con el argentino. En ésas centr Bebé, Fazio se para, Rami ya no llega y Miku fusila a Sergio Rico. Desastre total y casi media hora por delante, media hora que debía haber sido para refrescar al equipo y fue hasta de estrecheces.

De hecho, Emery tuvo que tirar de Banega y el mejor jugador del Sevilla lanzó una patada de pura impotencia que le hará perderse la visita al Camp Nou. Algo que, en sí mismo no tiene por qué ser bueno o malo porque no parece el sitio para estrenar el casillero de victorias forasteras, pero...

El Sevilla se pierde en una nube de córners que nunca encuentran remate claro y el Rayo acaba dando por bueno un punto con el que ni soñaba en el primer tiempo. Y el Sevilla, el Sevilla de los sueños, seguramente se acordará de esta y de otras salidas si el resultado final del campeonato no le permite alcanzar al Villarreal. En plena cuaresma sevillana perdonar es muy cristiano pero en el fútbol es una ordinariez a todas luces improcedente.

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