Si el Sevilla de casa es Woody Allen rascándose la cabeza por Central Park mientras se pregunta el sentido de la vida, el Sevilla a domicilio es Kirk Douglas blandiendo una espada a caballo. Todas las dudas del equipo en Nervión se transforman en firmeza a domicilio. Y si hace dos semanas dio un golpe en la mesa con el rotundo 0-3 en Getafe, ayer arrancó con sangre y fuego en el Wanda Metropolitano un valiosísimo empate que le supo a pura gloria, porque lo reafirma en su candidatura a acabar la Liga entre los cuatro primeros de la tabla y porque reafirma los conceptos que preconiza Julen Lopetegui. El vasco se granjea lejos de Sevilla el crédito que luego dilapida en parte con las poco convincentes actuaciones de su formación en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

Defensa

Si el Getafe jugó con Deyverson y Jorge Molina, el Atlético lo hizo con Morata y Correa. Y Gudelj repitió el muy buen trabajo de asistencia a Koundé y Diego Carlos. Joao Félix trató de hacer daño algo más atrás, en zona de tres cuartos, pero mientras tuvieron piernas, Jordán y Banega se fajaron a la hora de restar en la zona ancha.

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En la primera parte, el balón fue la mayor parte del tiempo del Sevilla, pero los riesgos atrás afloraron en situaciones muy puntuales: el marcaje zonal a balón parado, que ya le ha costado algún disgusto esta temporada, no neutralizó a Felipe, ese prodigioso central que se erigió en el principal atacante de los colchoneros; el segundo factor de riesgo podía llegar en un error en la salida, y llegó en un pase a Jordán que éste no vio, el balón le rebotó en un tacón y Koke encendió el fuego habilitando a Joao Félix.

En la segunda parte, las dudas defensivas del Sevilla afloraron cuando entró En-Nesyri por Suso (63’), los blancos perdieron toque en la medular y al mismo tiempo, Banega y Jordán acusaban ya el esfuerzo. Por la media luna empezaron a colarse los Joao Félix, Yannick Carrasco, Correa... Lopetegui volvió a reaccionar con Sergi Gómez por Jordán y adelantando a Gudelj. Muchos de esos pasillos se cerraron.

Ataque

Como esta vez tocaba lejos de Nervión, los blancos recompusieron la figura, levantaron la cabeza y se pusieron a jugar de verdad al fútbol. Y lo hicieron, antes que nada, por el acertado planteamiento táctico de Lopetegui. Ausente Fernando, que es el pegamento del equipo, volvió a incrustar a Gudelj entre la habitual pareja de centrales en fase defensiva. Y a partir de ahí el partido se ahormó atendiendo a los intereses sevillistas. Jordán y Banega tuvieron la pausa para controlar la pelota y elegir bien. Suso se metió a echarles una mano por dentro. Y por fuera, Reguilón y Jesús Navas sí se proyectaban esta vez con peligro de verdad, ganando metros y dando buenos pases. Ocampos, por la izquierda, se incorporó con su ímpetu habitual y De Jong estuvo resolutivo.

Con En-Nesyri más De Jong y Banega algo cansado, el equipo perdió salida. Los puntas no las ganaban en largo y los laterales no pudieron atacar.

Virtudes

Le jugó de tú a tú al Atlético, sobre todo en la primera hora de juego.

Talón de Aquiles

Con los cambios perdió control en el medio, perdió vuelo y se vio forzado a defender demasiado atrás.