La guerra fría de la interpretación de las cuentas
Los números que llevará el consejo a la Junta, con un nuevo déficit que eleva a 220 millones las pérdidas en los 5 últimos años, tendrán su importancia en la venta
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Con un proceso de venta latente y para algunos ya en marcha y cogiendo velocidad, la guerra fría en la interpretación de las cuentas toma una especial significación en el Sevilla como sociedad anónima deportiva. A unos, a los compradores, interesará una valoración negativa o a la baja; a otros, todo lo contrario.
El informe presentado y auditado y que llegará a la Junta General Ordinaria de Accionistas sobre las cuentas anuales al cierre del ejercicio 2024-25, es decir, a 30 de junio de este año en curso, ofrece una imagen catastrófica que difícilmente se puede esconder. Quinto ejercicio consecutivo en números rojos, esta vez de -54,061 millones de euros, que arrojan un agujero negro en estos cinco años, desde 2021, de 220 millones.
El auditor de las cuentas, Netadia, refleja que “como consecuencia de las pérdidas producidas en el ejercicio y anteriores, el patrimonio neto de la Sociedad al 30 de junio de 2025 asciende a 122.813 miles de euros (negativo). En este sentido, el patrimonio neto a efectos de reducción de capital y causas de disolución previstas en la legislación mercantil ascendería a 63.369 miles de euros (positivo), teniendo en cuenta los préstamos participativos que posee la sociedad”. Por esta salvedad, y agarrado al crédito de 127 millones firmado por CVC Partners, el Sevilla ya evitó entrar en causa técnica de disolución al término del ejercicio pasado, aparte de que, igual que ahora, no se tomaron en consideración las pérdidas de los ejercicios 2020-21 y 2021-22 por el texto refundido de la Ley de Sociedades de Capital y aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/2010 contra los gastos derivados del Covid “hasta el cierre del ejercicio que se inicie en el año 2025”. Ojo porque estos dos ejercicios arrojan un balance negativo de 66,2 millones de euros (pues las pérdidas llevadas a Junta en 2021 y 2022 fueron de 41,4 y 24,8 millones). Si se contabilizaran dejaría esa cantidad de fondos propios maquilladamente positivos en una cantidad por debajo de la mitad del capital social (6,2 millones de euros), lo que, atendiendo a la Ley de Soiedades de Capital, comprometería su viabilidad y dificilmente evitaría una situación de causa técnica de disolución si no es con una ampliación de capital o con la entrada en Concurso de acreedores.
“En este sentido, la Sociedad no se encontraría en causas de disolución al cierre del ejercicio terminado el 30 de junio de 2025. Nuestra opinión no ha sido modificada en relación con esta cuestión”, reafirman los auditores. Y a eso hay que ceñirse.
Y la interpretación que hace el propio club es, pese a los números, positiva en el sentido que entiende que el reajuste llevado a cabo en los dos útimos años ha posibilitado que el Sevilla llegue en este ejercicio, –adelantándose un año– al punto de equilibrio que marcaría el inicio de la recuperación económica. En parte, estiman, ese déficit de 54 millones es motivado por esa aceleración de ese punto de ruptura de tendencia.
También destaca el Sevilla que ha logrado reducir en dos años los costes de la plantilla de 178 a 85 millones de euros. Todo teniendo presente que los ingresos en el ejercicio 2024-25 se redujeron en 65 millones al no disputarse competición europea y por la disminución de los ingresos por derechos de televisión.
El consejo también recuerda que la desinversión en jugadores (traspasos de Lukébakio, Badé e Idumbo) paliarían este balance de pérdidas si no fuera porque se llevaron a cabo fuera del cierre del ejercicio. En cualquier caso, recuerda, que esos casi 60 millones de euros (según ha valorado el club) estarán presentes en las cuentas del ejercicio próximo y contabilizarlos, aunque sea al margen de cuestiones auditables, ayudaría a entender la situación real de la sociedad.
La deuda neta
En cuanto a la deuda neta, clave para la forma en que llegue una entrada nueva de capital en forma de compra-venta, también hay discrepancias. La verdad es que resulta difícil entender cómo, con estos números, el presidente pudo cifrar en 66 millones la deuda neta el pasado mes de septiembre. Sin duda, contabilizó esas ganancias por las ventas de los tres jugadores que salieron en el mercado veraniego.
Sus detractores estiman que la deuda neta debe ser mucho mayor. Ni que decir tiene cuando haya que contabilizar los 66,2 millones de pérdidas en los años de Covid, allá por 2026 ó 2027, ya se verá. El pasivo no corriente, es decir, la deuda a pagar en plazo superior a un año se fija en 234 millones (107 a corto plazo), según las cuentas anuales firmadas por el consejo...
Todo tiene su importancia porque el tira y afloja existe en las negociaciones de venta. Para unos 2.400 euros por acción es poco y para otros, mucho.
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