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Nyland, el borrón de un buen escribiente

La toma de decisión del noruego en la jugada del empate del Mallorca fue la correcta; la ejecución no, pero no debe dar pie a ningún debate

Nyland asume la culpa: "Debería haberlo hecho mejor"

Nyland, tratando de atrapar dos balones en un entrenamiento. / Juan Carlos Vázquez

El manual del buen portero es muy claro en estos casos. Estamos hablando de una jugada en el descuento, con todo casi acabado, con el equipo ganando y el partido a punto de finalizar. Ante un balón aéreo el guardameta debe intentar por todos los medios blocarlo y asegurar la posesión para su equipo, una acción que permite, además, ganar unos 30 segundos más. Todo lo que el árbitro permita. Corría el minuto 91, Muñiz Ruiz había marcado 4 de prolongación y con esa acción, tras el blocaje en el suelo, el Sevilla-Mallorca se habría ido a casi el 92 (o más incluso con el repliegue de los futbolistas del rival) sin que la pelota hubiera salido aún del área local.

Muchos han hablado de que Nyland debería haber optado por un despeje de puños, un recurso en claro desuso en los porteros por miles de razones y hoy día sólo indicado en casos de emergencia. El despeje, por razones evidentes, ni controla ni garantiza el poseedor final de la jugada. Aleja el peligro sí, pero puede ser sólo de forma momentánea. Ofrece bastantes posibilidades de que, por ejemplo, el rival inicie un nuevo ataque tras un saque de banda en el mejor de los casos, ya que el despeje puede también caer a pies del contrario en la misma jugada, lo que aún es más peligroso.

Nyland parece no entender nada mientras sus compañeros le protestan a Muñiz Ruiz. / Antonio Pizarro

Nyland hizo lo correcto, salir a intentar el blocaje, pero se encontró en su camino el cuerpo de Liran (al que no ve) y no pudo rectificar sobre la marcha. El problema es que el gesto técnico no fue bueno, pues el balón se le escurrió, pero la decisión sí. La posición en el inicio de la jugada es la correcta y el momento de atacar el balón en el aire, también.

Pero el fallo de Nyland que le cuesta dos puntos al Sevilla no puede ni debe generar ningún debate. El noruego, sin convertirse en un portero brillante como han podido ser Palop o Bono, dos referencias que el sevillismo tiene quizá muy cercanas, se ha ganado el respeto por sus actuaciones desde que llegó la pasada temporada tras la marcha del internacional marroquí y desde que logró arrancarle la titularidad a Dmitrovic.

Un asistene de lujo con ambos pies

El noruego solventó las dudas de su falta de portería en sus aventuras anteriores en Inglaterra y en el Leipzig alemán dejando muestras de su sobriedad y sorprendiendo con su excelente golpeo en largo con el pie, ya sea el izquierdo o el derecho indistintamente. Nyland se convirtió ya en un excelente aliado para Quique Sánchez Flores a la hora de montar contraataques y dar asistencias que acabaron en gol con sus pases de un área a la otra. En febrero, hace ahora un año, tuvo su pico más alto de rendimiento. Estaba feliz en Sevilla, adaptado y disfrutando, mientras Dmitrovic empezaba a rumiar su nueva situación y ya pensaba en la salida.

El Sevilla lo renovó y, como es normal tras la marcha del serbio y la apuesta en un portero de Segunda para completar la portería, Álvaro Fernández, comenzó la presente Liga jugando y a muy buen nivel... Hasta que cayó lesionado en la rodilla en la visita al Espanyol en la jornada 11. Hasta entonces, había recibido 15 goles en 11 partidos, manteniendo a cero su portería en cuatro ocasiones. Álvaro Fernández debutó en el citado partido (primera victoria de la temporada fuera de casa, 0-2) y desde entonces jugó ocho partidos, con nueve goles en contra y tres choques con su portería invicta. Pero fue en el Santiago Bernabéu donde, ya con Nyland saliendo de su lesión (estaba en el banquillo) se activó el nuevo relevo. Al riojano se le culpó en varios goles del Real Madrid, en especial disparos lejanos, fuertes, pero no demasiado ajustados a las escuadras. Ese mismo defecto ya lo había apuntado en otros partidos, tanto en salidas por alto como en balones ajustados a la madera.

Y aunque en Almería en la Copa, primera titularidad de Nyland a su vuelta, tampoco estuvo afortunado, el noruego ha mantenido, en líneas generales, un nivel alto de rendimiento que ahora, por una jugada desgraciada en la que es verdad que falla (él mismo ha pedido disculpas y ha reconocido su error), se pone en duda injustamente su capacidad.

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