Mucho ojo con repetirlo, señor Tebas
LaLiga no quiso mover de hora el Sevilla-Barça y el líder se derritió en la desparramada hoguera de Nervión
MUCHO ojo, señor Javier Tebas, con seguir exponiendo bajo un cielo de plomo derretido a una de las dos grandes turbinas que hacen mover y coger vuelo a LaLiga, el Fútbol Club Barcelona. Mucho ojo con provocar de nuevo que se le derritan las meninges al Tiburón Ferran, que fue una patética sombra proyectada sobre la hierba de Nervión. Y con forzar una versión menor de ese genio canario que ofreció esta vez un fútbol demasiado aplatanado, el gran Pedri. Y con provocar un pasto tan agostado que los pases sigilosos de Agoumé a la espalda de la temeraria defensa azulgrana jamás salían demasiado escupidos y eran caramelos para los ardorosos atacantes de uno de los figurantes de esta competición de mierda que tan poco respeta al aficionado, el Sevilla Fútbol Club. Tenga usted mucho ojo también con los arbitrajes que escudriñan demasiado las jugadas polémicas en el área catalana, no vaya a ser que la turbina vuelva a griparse, como este domingo, y el gran acorazado que capitanea Joan Laporta (parecía que le iba a estallar la cabeza en el palco, recocido todo el personal en la olla rápida que era el Ramón Sánchez-Pizjuán) quede varado y entregado a su suerte. Hasta el propio Real Madrid, cuando el Barça titubeó tanto hace unos años que vio amenazada su plaza en la Champions y fabricaron las apresuradas palancas, reconoció que necesita a su archirrival fuerte en la pelea. Así que tenga cuidado, señor Tebas, con volver a soltar a los once barcelonistas en entornos tan hostiles para jugar al fútbol como la hoguera de Nervión, que fue como ese infernal desierto afgano en el que el poderoso Ejército Rojo acabó perdiendo la razón. Tenga ojo, señor Tebas, mucho ojo, con desoír a quienes clamaban por desplazar el partido a un horario de termómetros más amables, no vaya a ser que las estrellas que vende a las televisiones de medio mundo vuelvan a ser humilladas por una jubilosa legión de parias del sur de España que deben limitarse a ser figurantes de su patético circo.
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