Óliver Torres

"No siempre fluye; lo que se veía con Guardiola no era real"

Óliver Torres habla del Sevilla, de su momento y del derbi.

Se mueve por Sevilla cuando sale –que sale poco– con un grupo de amigos de la ciudad. Le encanta Sevilla, pero no conoce ni la Feria ni la Semana Santa, aunque se considera “bastante aburrido” para fiestas y celebraciones. Lo suyo es el trabajo y las ilusiones. Óliver Torres Muñoz (10-11-94, Navalmoral de la Mata) vive un buen momento en el Sevilla, en el que sueña con hacerse un titular fijo y dar el salto a la selección, su espinita. Otro deseo, meterse a la afición en el bolsillo con una buena actuación (y golito si puede ser) en el derbi, una rivalidad que conoce bien, pues vivió en Los Bermejales. A punto de cumplir 27, sorprende por su sencillez y por una extraordinaria madurez. No todo el mundo sale con doce añitos de casa.

–Sigue la montaña rusa de sensaciones en cuanto al juego y los resultados.

–Es el tercer año que estamos juntos, los equipos son muy competitivos y los inicios no son fáciles. Cualquier equipo hemos visto que le gana a cualquiera y hay que darle valor a cuando se gana jugando menos bien. Estamos donde queremos estar y poco a poco vamos a ir mejorando las cosas.

–Hay muchos matices en los partidos que se escapan a un simple ‘somos mejores y hay que ganar’ del gran público.

–No sólo el público, incluso nosotros que estamos desde dentro, cuando encaramos un partido por muy bien que lo preparemos luego hay cosas que no controlamos. A veces el equipo se encuentra mejor, otras veces peor. Por eso es tan bonito el fútbol porque al final no son matemáticas y hay muchos factores que te pueden perturbar. Intentamos que esos factores caigan de nuestro lado y en estos años así está siendo. Pero eso es trabajo nuestro. Ojalá todos los partidos saliesen de la mejor manera.

–Un palo lo del Lille.

–Al final sabemos la competición que es, en la que todo te penaliza, intentaremos corregir los errores. Quedan dos partidos, todavía dependemos de nosotros y afrontaremos ese reto cuando nos toque. Ahora tenemos que pensar en el partido del domingo que es muy importante y de la Champions hablaremos porque es una competición que nos ilusiona mucho y en la que vamos a poner todo de nuestra parte para pasar porque es una ilusión grande la que tenemos.

–Compartirá que, al margen del martes, ha habido días en el que el equipo ha estado atascado, haya ganado o no...

-Sí, nosotros también somos conscientes de eso. Sabemos cuando fluyen más las cosas o cuando un rival te propone un partido más brusco, de segundas jugadas, de estar más cerrado y ganar la contra... pero es que para mí competir es eso. No siempre fluye; lo que se veía con Guardiola no era real. Ha cambiado todo, cualquiera puede venir al Sánchez-Pizjuán y ganarte, cualquiera puede ir al Camp Nou o al Bernabéu y ganar... Hay que darle valor a la competencia que hay en la Liga ahora mismo. Si miras la clasificación está todo muy apretado y son todo matices y detalles. Ojalá ganemos siempre manteniendo nuestra identidad, nosotros lo que queremos es fútbol ofensivo y que sea divertido para el espectador, aunque hay que tener la seguridad de primero estar bien defensivamente para realizar un buen fútbol.

–Para el futbolista que se acostumbró a jugar en silencio, ahora volver a sentir esa fuerza de la grada debe ser mágico, aunque también ese runrún a veces...

–Es diferente, ni mejor ni peor. La esencia del fútbol es el público y en los peores momentos te lleva y te anima y te hace hacer un esfuerzo que a lo mejor sin ese apoyo no lo hacías. Para nosotros es una suerte que haya vuelto, el público está con muchas ganas, pero eso no nos puede confundir en que a lo mejor en una jugada haya que contragolpear rápido. Eso somos nosotros los que dentro del campo tenemos que interpretar de la mejor manera que necesita el partido en cada momento y a través de eso meternos al público con nosotros, que es un factor clave y más para el Sevilla a nivel histórico. La fuerza de la afición es un plus. Para nosotros nunca la afición será un problema.

-Ya lo ha comentado, cualquier equipo puede convertirse en un bloque. Real Sociedad, Betis, Osasuna, Rayo Vallecano... Y mantienen el ritmo.

–El fútbol ha evolucionado. La diferencia entre los jugadores es mínima, es cuestión muchas veces de momentos, de detalles... Ahora con las nuevas tecnologías te conocen al dedillo, lo que va a hacer cada equipo... Nosotros tenemos que seguir la senda de estos años, enfocarnos en los detalles de los partidos y al final las cuentas salen en la balanza final.

"Cuando estoy cerca de la pelota soy feliz"

–En lo personal, está ahora en un buen momento, ¿espera que sea éste su tercer año el de la titularidad completa? Otros años ha pasado por fases buenas.

–Siempre lo digo y ahora más que nunca estoy en el mejor momento de mi vida porque es ahora y es lo que importa. Me siento bien, ambiciono muchas cosas y creo que estoy en el sitio correcto. Partiendo de eso, lo que tengo que hacer es trabajar mucho porque hay muy buenos jugadores en mi posición, pero obviamente tengo la confianza en mí de que puedo posicionarme. Trabajo cada día con esa visión, con esa mentalidad, no sé si lo conseguiré porque entran muchos factores pero lo que dependa de mí lo voy a hacer. Competir contra mis compañeros porque eso también nos hace mejor equipo. Ojalá que este año pueda posicionarme a nivel personal pero sobre todo para poder ayudar al equipo. Todos al final estamos aquí cada uno con sus ambiciones, sus ideas, pero al final todos llevamos el mismo escudo y queremos lo mismo.

–De falso extremo, por dentro, ahora con libertad e incluso presionando con el 9 en los reinicios... ¿cómo está más a gusto?

–Después de un tiempo de lesión, que nunca me había pasado, valoro mucho lo que es el verde y jugar. El primer partido que pude jugar esta temporada fue en Vigo de extremo izquierdo, un duelo superdifícil ante un rival muy complicado. Quizá no fue mi mejor partido, pero me volví a sentir futbolista porque cuando se está lesionado se pasa muy mal. Yo me siento bien jugando, cerca de la pelota. Cuando la pelota está conmigo soy feliz. Mi posición idónea es de centrocampista con mucha libertad y ahí me siento muy cómodo, creo que tengo una dinámica importante y quiero mantener eso sin perder la esencia y lo que necesita el equipo a nivel táctico, pero obviamente intentando dar lo que soy. A partir de ahí todo lo que sea jugar y tener cerca un balón es lo que me hace feliz y cuantos más momentos cerca del balón tenga será señal de que estoy mejor.

–La entrada de Delaney ha hecho que tenga más libertad con ese doble pivote con Fernando.

–Son dos jugadores con muchísima capacidad física y táctica. Cuando juegan Fernando y Joan (Jordán), Fernando e Ivan (Rakitic)... al final miras hacia atrás y ves que tienes jugadores que pueden agarrar esa posición y te pueden dar más libertad, juegas con más tranquilidad sabiendo que tienes cubiertas tus espaldas. Para mí es un placer estar con Gudelj, con Ivan, con Joan, con Thomas (Delaney), con Fer, con Óscar... no sé, creo que entre todos aprendemos mucho los unos de los otros, competimos entre nosotros y al final eso nos hace mejores. Jugar en el Sevilla es un privilegio y rodearme de tanto nivel aún más.

–Ha dicho una frase bonita, que es feliz cerca del balón. Ese perfil entronca perfectamente con el juego de la selección, una espina que tiene ahí...

–Hombre, he dicho que estoy en el mejor momento de mi vida y lógicamente también tengo sueños grandes. Es de una dificultad máxima, pero para eso está la vida, para intentar cosas. Lo primero que quiero hacer es posicionarme en el Sevilla, sentirme importante de verdad, para lo que creo que estoy preparado. Y a través del balón y de ser feliz dentro del campo, de mostrar mi felicidad jugando, las cosas aparecerán de manera natural. Creo que tengo la capacidad y trabajo para ello aparte y sería un sueño magnífico y ojalá en un tiempo podamos volver a hablar y te pueda decir que el sueño se ha cumplido y que vamos a por otro.

–Óliver fue considerado un niño prodigio en las inferiores... le falta esa barrera. Después de años escuchando halagos... ¿cómo lleva que se olviden de uno?

–Cuando eres más joven podemos decir que te duele, no sé si la palabras es dolor. Pero con el tiempo llegas a entender el fútbol, cómo es. Hay muchas cosas que no controlas, que se pierden... Los análisis son muchísimo más profundos, pero al final cada uno tiene su vida, su trayectoria. Hay gente que rompe con 28, hay gente que llega a la selección con 31... es bueno tener sueños pero tampoco hay que tapar los ojos y no valorar todo lo que hemos conseguido. Hablar es fácil, muchas veces se usa la palabra fracaso, o no ha sido lo que se esperaba, o está olvidado... No es bueno que empleemos esos términos. De millones de jugadores que quieren ser profesionales sólo unos pocos lo hemos conseguido y es una suerte y un privilegio. A través de eso intentaremos crecer lo máximo posible cada uno con sus condiciones y sus sueños. La valoración de mi carrera deportiva la haré al final y de momento con 26 años he conseguido más de lo hubiera imaginado nunca.

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