El otro partido Sevilla-Betis | Munir-Jesé

La estrella frente al estrellado

  • Munir sabrá lo que es ganar un derbi con un Domingo de Ramos por delante y a Jesé le tocó la penitencia

  • El madrileño marcó y fue clave en el 2-1 y el canario desperdició varias llegadas

Munir celebra su gol, el 1-0, mientras Escudero, Roque Mesa y Banega se acercan a felicitarlo.

Munir celebra su gol, el 1-0, mientras Escudero, Roque Mesa y Banega se acercan a felicitarlo. / Antonio Pizarro

Al término de un derbi vibrante, emocionante y con cinco goles como cinco soles, Lorenzo Serra Ferrer, que algo sabe de fútbol, ponía el acento en que fue a partir del minuto 25 cuando el Sevilla dio el paso adelante. Coincidía más o menos con el momento en que Joaquín Caparrós, que también sabe algo de fútbol, permutó la posición de Munir con la de Roque Mesa, porque el Betis había ganado el centro del campo. Como en Valladolid, el utrerano hizo una permuta ganadora, triple, porque adelantó al Mudo y retrasó al canario al mediocampo, y Munir dinamitó al Betis desde ese costado izquierdo. Ya antes, Jesé había desperdiciado dos grandes ocasiones para certificar con goles esa inicial supremacía verdiblanca en la medular. Munir fue la estrella. Jesé, el estrellado.

Munir y Jesé fueron las dos grandes apuestas de Sevilla y Betis en invierno. Un ex barcelonista y un ex madridista a los que se les estaba apagando la luz en el Camp Nou y en el Parque de los Príncipes. El primero, un joven de 23 años con ganas de escalar en el fútbol tras jugar junto a Messi. El segundo, en la edad de hablar fuerte en el fútbol, 26 años, tras un paso desafortunado por el Madrid, lesión incluida, el Stoke City y el PSG, donde se quedó a la sombra de Neymar y Mbappe. Tanta luz...

Munir, madrileño de El Escorial con ascendencia marroquí, firmó cuatro temporadas por el Sevilla tras un traspaso a bajo coste. La alta ficha de Jesé, canario de Las Palmas, sólo permitía una cesión al Betis. Ambos, con batallas de alta alcurnia en sus precoces carreras, ya saben qué es un derbi en Sevilla. Sí, es un partido distinto. Un hecho cultural –una actividad humana más allá de lo físico o biológico– que trasciende lo futbolístico. Es algo sociológico.

Incluso los recién llegados quieren ser la estrella del derbi, porque la ciudad transpira fútbol cuando llega la cita esperada y temida. Ni las cornetas y los tambores terminan de solaparlo. Y el que podrá disfrutar hoy, Domingo de Ramos por todo el día, de la gran fiesta de la ciudad es Munir.

El hispano-marroquí se encumbró por fin en el Sevilla después de unos inicios dubitativos, incluida una lesión inicial. Llegó con excesivas ganas y lo pagaron sus músculos. Pero el 1-0, ganando a Canales la espalda para firmar un soberbio cabezazo, tuvo la importancia de ser el primero de un partido que terminó ganando el Sevilla, aun con sufrimiento. He ahí su importancia, que creció con la jugada del 2-1, un perfecto contragolpe en el que contemporizó y habilitó a Ben Yedder para que éste se la pusiera de lujo a Sarabia, asistente del 1-0. Otra cosa sería si el Betis, en su estéril acoso final tras el golazo de Tello, hubiese empatado... Se habría difuminado la luz de Munir. Pero no fue así. Y hoy brillará como una estrella en el universo sevillista. El zurdazo preciso del Mudo en el 3-1 lo ratificó.

Jese, tras ver la amarilla por protestar, ante Hernández Hernández. Jese, tras ver la amarilla por protestar, ante Hernández Hernández.

Jese, tras ver la amarilla por protestar, ante Hernández Hernández. / Antonio Pizarro

Jesé, en cambio, se estrelló en su propia inconsistencia goleadora... y en Vaclik. Ya en el minuto 2, en fuera de juego, se topó con el checo. En el minuto 16 no aprovechó un error de Jesús Navas, que la cedió corta, y de Vaclik, que salió precipitado, para hacer el 0-1. Su tiro flojo sin portero fue reflejo de su opacidad. Y en el 22, el portero sevillista se la rebañó felino en un mano a mano posibilitado por Guardado. Hernández Hernández pitó fuera de juego, pero el VAR habría concedido gol de haber marcado...

Ahí reaccionó Caparrós con su triple permuta. Y el Sevilla se puso al mando. Jesé aún tendría dos ocasiones más en la segunda parte. Vaclik se le apareció como un agujero negro en los minutos 53 y 67. La luz era de Munir. El madrileño aguantó de extremo hasta que Emerson encontró ahí un pasillo y Caparrós lo relevó por Promes. Ya había escrito su sino. Jesé se fue sustituido por Loren, le toca penitencia. Munir, en cambio, sabrá lo que significa ganar un derbi en Sábado de Pasión. Tiene todo un Domingo de Ramos para brillar bajo el sol que bañará la ciudad.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios