Nadie hubiera perdonado a García Pimienta una lesión de Jesús Navas

Las últimas carreras de la leyenda sevillistas quizá deberían escogerse más

El valiosísimo mérito de cumplir el expediente (1-3)

Jesús Navas se dispone a golpear un balón.
Jesús Navas se dispone a golpear un balón. / Siu Wu / Efe

El triunfo en Olot dejó buenas sensaciones de algunos jugadores, como Idumbo y Barco, que se reivindican ante García Pimienta, cuya decisión de poner a Jesús Navas titular más de dos meses después de su última presencia en un once inicial fue una situación arriesgada. Su calidad, como la de Saúl y la de Suso, marcó las diferencias.

Jesús Navas: Sus últimas carreras deberían tener algo de más glamur

Si la leyenda sevillista tiene el físico tan al límite –de lo que ya nadie duda– también es verdad que habría que cuidar mejor y seleccionar sus apariciones. No era titular desde el triunfo ante el Valladolid (más de dos meses) y, con todos los respetos al Olot, sus últimas carreras, que todavía tienen su distinción de calidad, deberían guardarse para otras citas. Una lesión no se la habría perdonado nadie a García Pimienta. Ya que estaba allí, se encargó de fabricar el penalti del 0-1.

Suso: Su fútbol apareció tras el descanso para dar la pausa que también necesita la calidad

Es verdad que al máximo nivel, a la velocidad que se mueve el fútbol de élite, al mediapunta gaditano cada vez le cuesta más y ahí el Sevilla se agarra a ir contando los días para que se cumpla su contrato, que está por encima de los rangos actuales de caché del nuevo proyecto de Víctor Orta. Tiene, evidentemente, su sentido. Pero jugadores como él son necesarios para depende de qué situaciones y está para eso. Tras un primer tiempo en el que el Sevilla no tuvo el balón, surgió tras el descanso para poner la pausa y hacer brillar a gente como Barco, sobre todo cuando se metió por dentro.

Marcao: Da la imagen de que está siempre jugando con fuego

Los sevillistas que veían el partido desde sus casas y los valientes que estuvieron presente en las gradas del Municipal de Olot se temían lo peor cuando en los primeros minutos del encuentro el juego merodeaba una y otra vez los metros en los que se movía el central brasileño. Abrupto siempre, el Sevilla da la sensación de que juega con fuego cada vez que lo alinea y el rival aprieta. Iba al límite, como siempre, despejaba al bulto y no sacaba el balón limpio nunca. 

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