El recuerdo del descenso que aún atormenta

El susto del descenso ha sido motivo de insomnio para los aficionados del Sevilla, sobre todo la pasada temporada. A finales del pasado siglo XX, antes de las posteriores hecatombes deportivas, el conjunto hispalense no le vio las orejas al lobo, le vio la cara entera.

El 1 de agosto del año 1995, la Liga de Fútbol Profesional consumó el descenso administrativo de la entidad nervionense debido a los retrasos en unas transferencias exigidas por la Ley del Deporte que debían servir como una provisión de deudas en el futuro del club sevillista. Con Luis Cuervas al frente de la presidencia, saltaba una noticia al mediodía que durante 15 días contuvo el corazón de los sevillistas hasta su desenlace.

Dicha cantidad, que debía ascender al cinco por ciento del presupuesto del club hispalense, hacía de aval ante el organigrama deportivo. 85 millones de pesetas, la cantidad a pagar por el Sevilla y que desde la organización de la Liga afirmaban que no llegó a tiempo. Las consecuencias, un revuelo mayor en la directiva hispalense que se transformó en indignación entre los aficionados sevillistas, que vieron a los principales mandatarios , entre ellos Luis Cuervas o José María del Nido Benavente, como principales culpables de aquella decisión .

La respuesta del sevillismo fue rotunda. Los aficionados tomaron las calles de la ciudad para manifestarse en contra del consumado descenso administrativo por entenderlo injusto. Las protestas surtieron efecto y en una asamblea extraordinaria, la LFP readmitió al Sevilla en la máxima categoría española.

Tras éxitos nacionales y continentales, el Sevilla vuelve a jugar con el fuego del descenso tras una temporada en la que el balón dio en el palo y se paseó por toda la línea. Como ya ocurrió por aquel entonces, la gente se echó a la calle pidiendo la dimisión de una directiva incapaz de sacar adelante la mala situación económica y deportiva que atraviesa el Sevilla a día de hoy y con el susto de perder la categoría hasta el final.

Treinta años más tarde, la llegada de Cordón a las oficinas de Nervión se vio como el salvador que confeccionase una plantilla que evite esos males mayores del descenso. Pero no está saliendo del todo bien. La frenada en las salidas está siendo un condicionante negativo para la directiva sevillista que a día de hoy tiene solamente inscritos a quince futbolistas en la competición y con la imposibilidad de hacerlo con los incorporados, entre ellos Alfon y Suazo. Habrá que esperar a finales de agosto, concretamente a la última semana del mercado, donde se prevén varios movimientos en las oficinas del Sevilla y que dictaminarán de alguna manera el futuro del club para esta temporada que comienza dentro de dos semanas.

Aún hay recuerdos de aquel verano de 1995 que a posteriori siguió con los dos descensos casi consecutivos y que refrescaron la memoria de la parroquia hispalense la pasada temporada. La situación y la plantilla, hasta ahora, llevan a que el club se maneje en esas posiciones bajas de la tabla, codeándose con el descenso, con la esperanza de la llegada de refuerzos que refloten la situación. El sevillismo se agarra a una genialidad de Cordón para intentar pasar una temporada más cercana a la tranquilidad que al sufrimiento de las anteriores.

Si el actual verano está siendo complicado para los gestores del Sevilla, el estío de 1995 fue todo un reto. La situación del club llama a la incertidumbre para esta temporada y por aquel entonces la situación se solventó, pero el recuerdo de ella llama al temor de un descenso que aún atormenta.