La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El 'inquifatuo' de la Moncloa
Celta-Sevilla | Los nombres propios
Si hay un fichaje del pasado verano que llegó a Nervión avalado por su trayectoria, fue el de Saúl Ñíguez, pieza importante en aquel gran Atlético de Madrid que jugó ficnales de Liga de Campeones. Sin embargo, el medio ilicitano ha supuesto un 'bluff' por su inadaptación a un equipo, cierto es, donde rendir se hace harto complicado. poco está haciendo por cambiar el signo de una temporada ruinosa y en Vigo firmó otra fantasmagórica actuación. De la zona medular, sólo Agoumé sigue en una línea regular y positiva. Y arriba, entre las torpezas de Isaac y las incomodidades de Lukébakio, el mejor rematador es... Kike Salas. Todo es un disloque.
El rol de Saúl Ñíguez va a terminar simbolizando una calamitosa temporada sevillista que a ver cómo termina. El centrocampista ilicitano volvió a jugar a nada, desubicado, sin asumir responsabilidades en la gestación del juego y premioso y pasivo a la hora de trabajar sin la pelota, como quedó en evidencia en la penetración de Fran Beltrán por la derecha que acabó en el 2-1. Ha sido lógico que la afición le haya retirado su crédito a un bluff que pareció despertar en un momento muy puntual.
El estado de nervios y descomposición a todos los niveles que vive el Sevilla se refleja en detalles como el que protagonizó el delantero lebrijano al acudir a un absurdo pique en una jugada en el área del Celta y ver una tarjeta amarilla (y eso que González Fuertes no estuvo tarjetero...) que le impedirá jugar en el importantísimo partido ante la UD Las Palmas del próximo martes.
Si Joaquín Caparrós quiere acercar la posibilidad de derrotar a Las Palmas para que todo el sevillismo respire de una vez, bien haría en devolver a Dodi Lukébakio a los terrenos donde ha decidido las victorias sevillistas esta temporada, la banda derecha. Se empeña el utretrano en meterlo por dentro y ahí se enzarza en forcejeos con los defensas que no suelen traer nada bueno.
Kike Salas tuvo que actuar esta vez en la banda izquierda, donde estuvo vendido cuando Caparrós quitó a Pedrosa por Suso y ubicó al lánguido peque por delante del zaguero ursaonense. Con todo, el internacdional sub 21 volvió a evidenciar que si no es el sevillista con más remate, poro le falta. Y eso es otro apunte que revela las enormes carencias de la plantilla que hizo Orta.
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