El Sevilla, en una semana atípica en la que ha tenido experiencias tan dispares como una sesión de paint-ball para descargar adrenalina en un campo de batalla tras el derbi o una especie de entrenamiento conjunto con los integrantes del equipo del Sevilla que compite en la Liga Genuine para personas de diferentes capacidades, ha vivido una odisea para llegar a la provincia de La Coruña, donde tuvo que cambiar de planes sobre la marcha –y varias veces– a causa del temporal que azota con especial virulencia aquel rincón de la geografía española.

El partido que el Sevilla y el Racing de Ferrol iban a disputar en el estadio de A Malata fue suspendido por los desperfectos que el temporal causó en la cubierta del recinto, que sufrió el desprendimiento de dos chapas. De hecho, la expedición sevillista se había visto obligada horas antes a aterrizar en Santiago de Compostela al desviarse el vuelo en el que viajaba hasta La Coruña por las inclemencias del tiempo.

La suspensión del encuentro fue anunciada por el club gallego en sus canales oficiales. “Debido a desperfectos en la cubierta del estadio producidos por los vientos de la borrasca Cecilia y tras el informe de Bombeiros Ferrol y arquitectos del Ayuntamiento de Ferrol, por motivos de seguridad nos vemos obligados a la suspensión del partido”, rezaba el comunicado emitido por el Racing de Ferrol.

El partido venía a reeditar la final de la Copa de España de 1939 disputada en Barcelona, en la que el equipo nervionense ganó por 6-2 en el mayor hito en su historia del equipo ferrolano.

Pero el temporal que azota gran parte del territorio español ya avisaba, obligando al avión que llevaba al Sevilla a La Coruña a desviarse hasta Santiago, donde aterrizó tras dos horas y media de vuelo.

La expedición, que partía por la mañana desde el aeropuerto de San Pablo en un vuelo con destino a La Coruña previsto en hora y media, no pudo llegar a ese aeropuerto debido a la mala climatología que registra esa zona de la península. Por ello, tras intentar sin éxito tomar tierra en Alvedro, la aeronave tuvo que poner rumbo a Santiago de Compostela, donde tomó tierra una hora más tarde. Desde Santiago, el equipo viajó en carretera hasta El Ferrol, donde pocas horas después se topó con la noticia de la suspensión.

A renglón seguido, el cuerpo técnico tuvo que cambiar el plan sobre la marcha y plantear una sesión de entrenamiento que sustituyera el partido. En un principio se planteó ejercitarse en La Coruña, en Abegondo, la ciudad deportiva del Deportivo, pero finalmente el trabajo se llevó a cabo en Ferrol, en unas instalaciones municipales.

El Sevilla pernocta en tierras gallegas y regresa mañana a la capital hispalense desde Santiago de Compostela. Así, los profesionales tienen ahora unas minivacaciones de cuatro días y medio, ya que la plantilla no vuelve al trabajo en la ciudad deportiva hasta el martes de la semana que viene en horario vespertino.

Lógicamente, será a partir de entonces cuando empiecen a volver los internacionales tras los compromisos de sus selecciones, nueve en total incluyendo al central del filial José María Amo, que está con Pozo en la selección nacional sub 21. Jesús Navas con la absoluta, Vaclik con la República Checa, Bono con Marruecos, Gudelj con Serbia, Ocampos con Argentina, Dabbur con Israel y De Jong con Holanda completan la nómina de internacionales actualmente fuera de la dinámica del equipo.

El Sevilla regresa a la competición el domingo 24 en el estadio José Zorrilla ante el Valladolid, una cita que da paso a una semana de nuevo con tres partidos, ya que el jueves los de Lopetegui deben recibir la visita del Qarabag, si bien el partido ya es un trámite al haber certificado ya el pase a la siguiente fase de la Europa League como primero de grupo. El domingo 1 de diciembre, los blancos se enfrentan al Leganés en el Sánchez-Pizjuán en la decimoquinta jornada de Liga.