La última bala de oropel
sevilla fc
El Sevilla de Sampaoli, que sólo amagó ante los grandes, acude al Bernabéu algo distendido pero con la ilusión de despedirse como juez de la Liga
"Es un desafío", dice el capitán Pareja
Lejos quedó aquel Sevilla rebelde que quería acabar con la hegemonía de los grandes en España. La irregular segunda vuelta, con malos resultados a raíz de la eliminación de la Champions, y también con muchos "problemas externos", como reconoció ayer Pareja en referencia a las salidas de Monchi y Jorge Sampaoli, menoscabaron el atractivo de un Sevilla que se erigió en una alternativa real, una bocanada de aire fresco en la estereotipada Liga. Fue el afán de Sampaoli desde su llegada, ser un rebelde con causa. Sin embargo, en nueve enfrentamientos con los grandes, incluidas las dos Supercopas, apenas pudo arañarles un empate, inocuo por ser la vuelta de una eliminatoria perdida, y un triunfo. Ahora, Sampaoli y su Sevilla, con poco que decir ya en la tabla, quieren levantar de nuevo la voz en la capital del reino.
La visita al Santiago Bernabéu con Real Madrid y Barcelona peleando por la Liga es como la última bala de oropel de Sampaoli antes de tomar rumbo a Buenos Aires. El técnico argentino perdió la ocasión de pelearles el título a los dos tiránicos gigantes, ante los que perdió las dos Supercopas de España y Europa. En julio, el entrenador de Casilda expuso como principal argumento para permanecer vinculado al Sevilla ante la primera tentativa de la AFA su tremenda ilusión por jugar contra Madrid y Barcelona, sobre todo las dos por entonces inminentes Supercopas. Anunciaba así su intención de remover los pilares del poder en el fútbol español. Y en pleno invierno esos pilares llegaron a temblar. Pero el propio Sampaoli vendió la piel del oso antes de cazarlo y las entrevistas con gurús como Valdano dieron paso a la decepción de la Champions y a la depresión en la Liga: tiró una ventaja de 9 puntos sobre el Atlético.
Ahora, el Sevilla de Sampaoli acude al Bernabéu para disparar su última bala ante un grande, con toda España pendiente, aunque al equipo nervionense le vaya ya poco en el envite: se hace impensable que el Atlético no confirme su tercera plaza en Heliópolis, al mismo tiempo que el Sevilla intenta aguar la fiesta merengue. Un punto les basta a los de Simeone y un punto sería oro, más que oropel, por su significado para la definición de la Liga si el Sevilla lo suma en un Bernabéu que estará festejando la clasificación para la final de la Champions. Aun conformándose con la cuarta plaza, ejercer como juez de la Liga puede ser la mejor despedida del fútbol español de Sampaoli. Un premio menor que también tendría sabor de revancha por la final de la Supercopa perdida en los últimos instantes ante el Madrid.
El reto parece quimérico. El Sevilla perdió aquella final de la Supercopa de Europa, los dos partidos con el Barça de la Supercopa de España, también el partido de Liga con el equipo de Messi tras una primera parte espectacular que no supo aprovechar, el partido de ida de Copa en el Bernabéu, con una alineación impropia de tal cita, y sólo pudo arañar, empate en la vuelta copera al margen, una vibrante remontada liguera en Nervión ante el Real Madrid. El Sevilla de Sampaoli amagó más que dio ante los grandes. Pero mañana le llega la última ocasión de elevar otra vez su voz. "Es un desafío -dijo ayer Pareja-. Hace mucho que el Sevilla no gana en ese campo, pero siempre hay una nueva oportunidad, una nueva ilusión". Si difícil es pensar en un empate, que no se da desde diciembre de 1993 (0-0), más complicado es pensar en un triunfo sevillista: el último fue en diciembre de 2008 (3-4). De hecho, el Sevilla apenas ha ganado ocho de sus 72 visitas ligueras. Pero el noveno triunfo tendría el premio de la fama, un oropel con sabor a despedida.
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