Muere uno de los 'padres' de Doraemon, Motoo Abiko
Abiko ha fallecido a los 88 años en su casa de Kawasaki, al sur de Tokio
La fascinación japonesa por Doraemon
Popeye, La Hormiga Atómica, Scooby Doo, Mazinger Z, Heidi, La abeja Maya, Inspector Gadget, Las Tortugas Ninja, Oliver y Benji...Los dibujos animados son unos de los elementos que permanecen con el paso de los años y nos acompañan a lo largo de nuestra vida. Las diferentes generaciones crecen con determinadas series y canciones que nunca olvidan. Y cada uno de ellos tiene unos padres, sus creadores, que a veces pasan de puntillas siendo también grandes protagonistas. Es el caso de Motoo Abiko, uno de los padres de Doraemon, ese gato-robot del siglo XXII que es enviado atrás en el tiempo para mejorar la vida de Nobita y que sus descendientes puedan disfrutar de un futuro mejor, acumulando miles de historietas publicadas.
Abiko ha fallecido a los 88 años en su casa de Kawasaki, al sur de Tokio, según apunta NHK, y la policía está investigando ahora la causa de la muerte, aunque aparentemente no se habrían encontrado signos de violencia.
Motoo Abiko, conocido artísticamente como Fujiko A. Fujio, compartió creación con Hiroshi Fujimoto (Fujiko F. Fujio) y ha visto durante décadas cómo ha crecido y evolucionado uno de los mangas y animes más famosos de la historia, creado en 1969 y cuya primera transmisión televisiva tuvo lugar el 1 de abril de 1973.
Seis décadas dedicadas al manga
La fascinación japonesa por Doraemon es sencillamente espectacular, aunque la fama de sus creadores no ha tenido tanto impacto como el suyo propio. Fujimoto falleció en 1996 a los 62 años por un cáncer y Abiko le acompaña ahora después de que la vida les uniera hace casi setenta años para ponerse en manos de los pioneros del manga moderno para impulsar sus carreras. Más de 30 años juntos culminaron con Doraemon como su gran obra maestra.
A título individual, como dibujante de manga, Abiko deja otros títulos como Ninja Hatori-kun (El ninja Hattori) o Warau Salesman (The Laughing Salesman), que serían exitosamente adaptados a series de animación. Empezó trabajando en un periódico local, dirigido por su tío, donde se encargaba de hacer retratos y entrevistas para la sección de arte y sociedad, pero pronto se dio cuenta de que su sitio estaba en Tokio, donde consiguió que fluyera toda la creatividad que llevaba dentro junto a su inseparable Fujimoto.
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