Pobreza, precariedad y envejecimiento pasivo son malos para la salud
El informe Sespas 2010 sugiere "desterrar el mito de que la salud depende sólo del sistema sanitario" y apoya que se aborde "en todas las políticas" reconsiderando el papel del Estado y las autonomías.
La salud debe abordarse "en todas las políticas", y conviene "desterrar el mito de que depende solo del sistema sanitario". Sobre este principio asienta la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria su Informe SESPAS 2010 -el noveno de una serie bienal iniciada en 1993-, que pone el acento en los llamados "determinantes de salud": condiciones de vida y laborales, educación, saneamiento y calidad del agua, vivienda, hábitos cotidianos y, por supuesto, servicios sanitarios. Algunos, como la pobreza infantil, la precariedad laboral y un envejecimiento no activo, son malos para la salud.
Desde esa perspectiva, que inspira la autoría de 56 analistas y recorre 22 capítulos, SESPAS se desmarca de la "cultura del despilfarro" y de la "fascinación tecnológica" que busca una especie de solución mágica a los temas de salud en el ámbito asistencial. Su presidente Andreu Segura i Benedicto subrayó ayer en la presentación del informe que "la potencial mejora de la salud en las próximas décadas pasa por políticas no exclusivamente sanitarias", y puso como ejemplo de "medida más importante" algo tan básico como "reducir la sal en las comidas", que ahorra graves problemas cardiovasculares.
En pleno debate político y preelectoral sobre el mejor o peor funcionamiento del Estado de las Autonomías, uno de los cuatro coeditores del informe, Juan Oliva, advirtió ayer de que "no se trata de gastar más, sino de gastar mejor". Y Segura, aun admitiendo "indicios de que se están gastando mal algunos recursos", remachó que "poner más dinero puede ser tirarlo, o hacer daño", porque "los fármacos y las intervenciones médicas no son algo banal" (en Estados Unidos los errores médicos son la quinta o sexta causa de muerte). Lo que sí hace falta es una "reconsideración del papel del Estado y las comunidades autónomas", para que el Gobierno central sea "motor de referencia, apoyo y supervisión", y las Administraciones regionales se coordinen con él y entre sí.
Tanto más cuanto que la salud está muy condicionada por los "determinantes" citados al principio. Empezando, como subrayó la coautora del informe Vicenta Escribá-Agüir, por "las condiciones de vida en la infancia hasta los ocho años, que te van a marcar". De ahí la "importancia de intervenir de forma precoz para evitar las desigualdades", no solo en cuanto a pobreza infantil (ronda el 16% en España y la sitúa en el puesto 14-15 de 21 países), sino en políticas fiscales, en educación (4% del producto interior bruto, 23º de 27 países) y en estilos de vida, donde preocupa el 20% de obesidad a edadades comprendidas entre los 5 y los 9 años, una de las tasas mundiales más altas.
El siguiente escalón con "repercusión negativa en la salud" es el laboral, en el que Escribà-Agüir señala la inseguridad en el empleo, las "formas atípicas" de trabajo -a domicilio, por horas, falsos autónomos-- y el "empeoramiento de condiciones en las empresas"; mujeres, jóvenes, inmigrantes y trabajadores manuales son los colectivos más desfavorecidos.
Y aún falta otro reto, el del envejecimiento activo, clave para que la larga esperanza de vida española (78 años la masculina y 84 la femenina) lo sea sin discapacidad. El envejecimiento y la coexistencia de múltiples enfermedades crónicas son una preocupación importante. Aun con un gasto social mejorable (21% del PIB frente al 27% de la Unión Europea), "las pensiones han reducido la pobreza" en mayores, pero el 32% de hombres y el 27% de mujeres sigue todavía bajo ese umbral.
No hay comentarios