El bisonte vuelve a Bélgica
El país reintroducirá este animal en sus bosques en 2027
Un estudio revela muerte masiva de pingüinos africanos por falta de alimento en Sudáfrica
¿Perro en casa? Este año, déjale disfrutar del turrón y los polvorones especialmente para caninos
Bélgica reintroducirá en sus bosques en 2027 el bisonte europeo, emblemático animal que desapareció de la geografía belga hace siglos y que ahora regresa al Parque Nacional de Bosland (noreste) de la mano de la organización ecologista WWF y de la Agencia para la Naturaleza y los Bosques de Flandes. "Come grandes cantidades de pasto, pero también ramas, árboles jóvenes y cortezas. Abre espacio para otras especies y los mantiene abiertos. Su actividad crea un bosque en mosaico, con claros muy interesantes para muchas especies que dependen de zonas abiertas: mariposas, pájaros, insectos, serpientes...", explica a EFE el responsable del proyecto dentro de WWF, Pepijn T'Hooft.
Aunque los detalles aún están en fase de estudio, la idea es traer a Bélgica una decena de ejemplares de Bison bonasus extraídos de otros proyectos de renaturalización, y acompañarlos con otra decena de caballos salvajes, con una función complementaria en el ecosistema. "Los bosques densos de copa cerrada requieren ahora mucha gestión artificial para mantener claros, pero el bisonte lo hace de forma natural", añade T'Hooft. En los próximos meses arrancarán los trabajos para acondicionar 500 hectáreas de terreno del parque natural para los bisontes, que servirán como catalizadores de la biodiversidad, señala WWF.
Los especímenes belgas llevarán collares con GPS para estudiar sus movimientos y su impacto ecológico. T'Hooft espera que con el tiempo se expanda la superficie acotada para los grandes herbívoros, que necesitan mucho espacio para alimentarse. "Su presencia crea microhábitats, genera madera muerta que necesitan insectos y hongos, y su estiércol es clave para muchas especies", detalla el experto.
Desde los años ochenta existen en Bélgica pequeñas explotaciones ganaderas y turísticas con bisontes, pero ninguno en libertad como los que llegarán en un par de años. La zona habilitada no será accesible al público, aunque se instalarán observatorios para ver a distancia a unos animales cuya presencia histórica en Bélgica no está científicamente confirmada. "Es difícil establecerlo con precisión. No hay mucha discusión sobre su antigua presencia, pero faltan pruebas concluyentes", explica T'Hooft.
El experto no alberga dudas sobre la presencia de estos animales en Bélgica en la prehistoria, y cree que posiblemente estuvieron presentes hasta la Baja Edad Media o incluso más tarde. "Hay referencias a zonas de caza en el siglo XVIII, pero no es seguro. Pero que no se encuentren pruebas claras no significa que no estuvieran: probablemente estaban, pero encontrar evidencia es difícil; en cualquier caso, tiene sentido ecológico", razona.
Al borde de la extinción
En la actualidad existen dos tipos de bisontes, el europeo (Bison bonasus) y el americano (Bison bison), ambos descendientes de linajes prehistóricos. En Norteamérica hay unos 25.000 bisontes en libertad y cientos de miles en explotaciones comerciales. Pueden alcanzar hasta una tonelada, frente a los 900 kilos de los especímenes más grandes de Europa, donde el panorama es distinto. El último ejemplar salvaje del mayor mamífero autóctono del continente, un bonasus caucasicus, fue abatido en el Cáucaso en 1927. Pero una docena de individuos sobrevivieron en cautividad en distintos zoológicos y, desde los años cincuenta, los proyectos de reproducción, reintroducción y translocación han dado frutos.
En 2020 había alrededor de 6.800 bisontes europeos, según el Informe Planeta Vivo 2024 del WWF, y se estima que actualmente la población ronda los 8.000 ejemplares en países que han recuperado la presencia de esos bóvidos, como Francia, Alemania, Rumanía, Países Bajos, Polonia o Rusia, a veces en regímenes de libertad o semilibertad y otras en explotaciones comerciales. También están en España, donde su presencia se extiende a través de iniciativas privadas por puntos concretos desde Asturias a Ciudad Real, aunque su reintroducción es polémica por la ausencia de reconocimiento oficial como especie autóctona reciente y por las dudas sobre su encaje en la gestión de fauna.
La recuperación de las poblaciones ha permitido que pase de la categoría de "vulnerable" a la de "casi amenazado" en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). "Ocho mil bisontes parecen muchos, pero la población sigue siendo muy frágil y necesitamos ampliar la base genética con nuevos grupos", advierte T'Hooft.
El impulso a la restauración de la especie en Bélgica vendrá acompañada de las experiencias de los Países Bajos, Dinamarca, Rumanía y Azerbaiyán. Particularmente significativo es el caso de los Cárpatos rumanos, donde WWF y la organización Rewilding Europe comenzaron a reintroducir allí pequeños grupos sucesivos de individuos. En apenas una década se liberaron más de cien bisontes y hoy la población supera los 300 ejemplares de ese animal que desciende de los ungulados que los hombres prehistóricos pintaban en sus cavernas.
No hay comentarios