Las redes enfurecen ante el anuncio de Indonesia de continuar con la creación del Jurassic Park de Komodo
SOCIEDAD
El presidente de Indonesia, Joko Widodo, pretende acotar zonas para poder visitar el dragón de Komodo, especie en extinción, y la UNESCO solicita una evaluación de impacto ambiental que podría suscitar
Hallan tres nuevas especies prehistóricas que sugieren la rápida evolución de los mamíferos al extinguirse los dinosaurios
El Parque Nacional de Komodo, en Indonesia, es una de las maravillas del Mundo, un parque natural considerado patrimonio de la UNESCO desde la década de los 90 en el que viven la mayoría de los 3.000 dragones de Komodo que sobreviven en la actualidad, el denominado Varanus komodoensis, especie en serio peligro de extinción. En este parque encontramos además una biodiversidad marina única en la Tierra, con arrecifes de corales, tortugas, ballenas y delfines, que actualmente se está viendo amenazada por un incendio en la isla de Rinca, con medio centenar de personas desplegado para ponerle freno, y en cuyo horizonte planea un proyecto de creación de una especie de Jurassic Park de Komodo que ha levantado mucha polémica entre activistas y defensores del Planeta en redes sociales.
"Cuando veamos subir el nivel del mar, nos acordaremos de la Isla de Komodo", viene a decir Chandra Isabella Purba, estudiante de doctorado en Enfermería en la Universidad de Glasgow que actualmente se encuentra trabajando en cómo desarrollar cuidados paliativos para personas con cáncer en países en desarrollo. Además de 'desastres por incendios', otras amenazas de desastres ecológicos en el Parque Nacional de Komodo son las concesiones comerciales de complejos turísticos y hoteles, que han sido emitidas por el gobierno en varias zonas y los proyectos previstos de edificios 'jurásicos' diseñados para confinar a los dragones de Komodo en zonas acotadas para uso y disfrute del público que vaya a 'visitarles', en plan Parque Jurásico, algo que podría provocar una alteración definitiva del ecosistema, según denuncia de forma continuada la plataforma #SaveKomodoNow a través de su cuenta de twitter#SaveKomodoNow.
El proyecto de este parque jurásico en la Isla Rinca, valorado en 6,7 millones de dólares, es el que más preocupa a los ecologistas. El presidente de Indonesia, Joko Widodo, parece dispuesto a todo para promover el turismo local y los arquitectos han presentado una ambiciosa reforma en diferentes áreas de la zona para generar mayor riqueza en la zona, aunque pueda perjudicar el desarrollo natural de una especie protegida como los dragones de Komodo. Las visitas a 1.000 dólares parecen motivo más que suficiente para reubicar a más de mil residentes en la isla de Komodo y cambiar la figura de guardabosques por la de empresas que exploten económicamente las diferentes zonas lúdica y de ocio en torno a este animal que se prevén construir.
Especie en peligro de extinción
Ya lo explica a la CNN uno de los activistas más implicados en la causa, Umbu Wulang: "Estos planes destruyen indiscriminadamente la naturaleza y las vidas de los residentes locales que han vivido pacíficamente con los dragones de Komodo durante siglos", por lo que espera llamar la atención de las autoridades internacionales para salvar al último dragón de Komodo.
Durante 2020 la isla de Komodo cerró sus puertas para proteger a sus dragones del comercio ilegal de especies y del turismo masivo, pero un año más tarde todo hace indicar que podría ponerse en riesgo el hábitat de esta especie en peligro de extinción.
Las autoridades locales insisten en que el proyecto está bajo control y que no afectará en el desarrollo del dragón de Komodo ni en el día a día de los habitantes de la zona, más bien al contrario, ya que traerá mayor prosperidad y recursos al país, pero desde la UNESCO se sigue insistiendo en que sería necesario realizar una nueva evaluación de impacto ambiental que podría suscitar sobre la fauna marina del entorno y el dragón de Komodo. Y es que la principal máxima es proteger los bosques tropicales, muy tocados ya por la deforestación debida a las explotaciones de aceite de palma. De momento el proyecto sigue adelante. Y las protestas de los activistas también.
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