La supersticiosa ley de 1974 en Argentina: "El presidente será el padrino del séptimo hijo para que no mute en Lobizón"
Una antigua superstición del Río de la Plata se convirtió en ley nacional: el presidente de Argentina debe apadrinar al séptimo hijo o hija consecutivos. El mito del lobizón, entre el folclore y la política.
Un mito guaraní convertido en tradición
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En la cultura popular del Cono Sur, especialmente en la tradición guaraní, se creía que el séptimo hijo varón consecutivo estaba condenado a transformarse en lobizón: una criatura mitad hombre, mitad perro salvaje, condenada a vagar las noches de luna llena.
El temor caló tan hondo que, a comienzos del siglo XX, varias familias evitaban bautizar o incluso registraban a sus séptimos hijos con padrinos ilustres para protegerlos de la maldición.
Del folclore a la Casa Rosada
En 1907, una pareja de inmigrantes rusos pidió al presidente argentino de la época, José Figueroa Alcorta, que apadrinara a su séptimo hijo varón. El gesto se repitió en gobiernos posteriores y terminó cristalizando como una costumbre oficial.
Décadas después, durante la presidencia de Isabel Perón, la práctica se formalizó en el Decreto 848/1973, más tarde ratificado por la Ley 20.843 de 1974, que amplió el beneficio también a la séptima hija mujer.
¿Qué dice la ley hoy?
La normativa establece que el séptimo hijo o hija:
-Recibe el padrinazgo oficial del Presidente de la Nación.
-Obtiene un diploma y una medalla conmemorativa.
-En algunos casos, accede a una beca asistencial para estudios.
-La ceremonia de apadrinamiento suele celebrarse en el bautismo o en actos públicos, donde un representante presidencial entrega las distinciones.
¿Un privilegio simbólico o un anacronismo legal?
En la actualidad, más de 11.000 argentinos figuran como ahijados presidenciales. Sin embargo, la medida no está exenta de polémica. Diversos sectores consideran que se trata de un privilegio injustificado, basado en una superstición sin cabida en un Estado moderno.
Incluso, en los últimos años, se han presentado proyectos parlamentarios para derogar la ley, aunque de momento continúa vigente.
De la superstición al imaginario colectivo
Más allá de la letra de la ley, el mito del lobizón sigue vivo en la cultura popular argentina. La figura del séptimo hijo varón condensa la mezcla de miedo ancestral y política simbólica que caracteriza a esta curiosa norma, única en el mundo.
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