Estos son los reyes españoles más feos de la historia
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La larga trayectoria de monarcas que ha tenido España ha dejado tras de sí una serie de pinturas que plasman todo tipo de rostros. Algunos, por qué no, más agraciados que otros.
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Y es que ya sea por que los cánones de belleza han cambiado o por las evidentes consecuencias de la endogamia, lo cierto es que a día de hoy observamos determinados retratos y nos echamos las manos a la cabeza.
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A continuación, exponemos algunos de los monarcas que, a lo largo de la historia, han resultado menos favorecidos físicamente.
Marido de Isabel la Católica (Isabel I de Castilla) y padre de Juana I de Castilla (un personaje que ha pasado a la historia injustamente como Juana la Loca), ostentó más títulos que el Real Madrid.
Fue rey de Aragón, de Castilla, de Sicilia, de Nápoles, de Cerdeña y de Navarra. Además, a la muerte de su yerno Felipe el Hermoso, también fue regente de la corona castellana.
Gran dirigente, sí, pero un poco feo.
Efectivamente: de hermoso no tenía nada. Tampoco de buena persona, pero ya se sabe que la ética y la moral es subjetiva y va cambiando con los años.
Este personaje histórico, más conocido por ser el marido de la mal llamada Juana la loca (Juana I de Castilla), tenía una obsesión clara: el trono de Castilla.
Ambicioso como él solo, no dudó en enemistarse con quien hiciera falta para conseguir el poder, aunque eso supusiera echar a su suegro y legítimo monarca, Fernando II de Aragón (el Católico).
Cuenta la historia que su mujer, Juana I de Castilla, enloqueció debido a las continuas relaciones extramaritales que tenía Felipe, pero lo cierto, tal y como han explicado las autoras Rosa Montero en Pasiones y María Teresa Álvarez en Juana de Castilla, esta mujer, al contrario de lo que hacían el resto de consortes, que era básicamente aguantar las infidelidades de sus maridos, se atrevió a decirlo en voz alta y, en su derecho, se enfadaba con él cada vez que practicaba sexo con otras personas (muy a menudo, por cierto). O sea, que de loca nada.
Conocido como "El Grande", el reinado que Felipe IV desarrolló fue el más largo de la casa de los Austrias y el tercero más largo de la historia de España.
Este monarca, además de por su largo reinado, fue famoso por dos rasgos más: su admiración por las artes y la cultura y su rostro un tanto desproporcionado.
No hay duda de que si existiera un ranking de los monarcas más feos del mundo, esta pobre criatura estaría en él.
Su sobrenombre, "el Hechizado", le vino a raíz de que se atribuyó su lamentable estado físico a la brujería y a las influencias del diablo. No obstante, bien mirado con los años y a través de las evidencias de la ciencia, todo parece indicar que su estado de salud se debió a los sucesivos matrimonios consanguíneos de la familia real.
Sea como sea, la cuestión es que el monarca resultó ser estéril, por lo que, al morir sin descendencia, acabó por extinguirse la rama española de los Habsburgo.
Aclamado por la historia como un monarca razonablemente en condiciones, algunos de los hitos que se le atribuyen son el impulso a los transportes y comunicaciones interiores, avances que fueron posibles gracias a la organización del Correo como servicio público y la construcción de una red radial de carreteras.
Pese a su colaboración, lo cierto es que ha pasado a la historia por su frente ancha, su barbilla estrecha, sus ojos saltones y su desproporcionada nariz.
Su apodo deviene de que fue el monarca que ocupó el trono después de que José Bonaparte, también conocido como Pepe Botella, fuera expulsado de España después de la Guerra de la Independencia.
Su aspecto, como se aprecia en la pintura, no era precisamente atractivo. No obstante, a eso había que añadir un problema, y es que padecía macrogenitosomía, es decir, un crecimiento excesivo de los genitales que, por lógica, le impedían concebir.
Este monarca se casó con cuatro mujeres: una de ellas su prima y otras dos sus sobrinas. ¿Recordáis aquello de endogamia? Llegó a concebir con las dos sobrinas, aunque la hija que tuvo con la primera falleció a los pocos años de vida.
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