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Los pájaros no se aparean con ruido

Medio ambiente

El ruido de las ciudades dificulta la comunicación entre las aves

Algunas especies encuentran trucos para cortejar a las hembras

Un ejemplar de mirlo común, ave que canta de madrugada para ser oído por su pareja. / M. G.
Á. B.

26 de abril 2022 - 14:09

Hay pájaros que en las ciudades cantan con más volumen que en el campo sólo por ser oídos. En realidad es básicamente por aparearse. Otros, como el carbonero común, lo hace más agudo. Los hay que adelantan sus melodías a la hora más silenciosa del día, que es justo antes del amanecer, y otros, como el serín verdecillo, que sencillamente deja de cantar cuando el ruido ambiente se hace insoportable. No les merece la pena, piensan los serines. El caso es que el ruido afecta gravemente a la reproducción de las aves.

En realidad lo que pasa es que el ruido de las ciudades dificulta la comunicación entre los pájaros. Ésa es la razón. Y, como es sabido, no puede haber sexo si no hay comunicación. Las aves "dependen de sus cantos y llamadas" para "pedir alimento, socializar, advertir de peligros, proteger su territorio" y, aquí está la clave, para "atraer a su pareja". Así se lo ha explicado a Efe la responsable de biodiversidad urbana de SEO/BirdLife, Beatriz Sánchez, con motivo del Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, que se celebra mañana.

El ruido causado por el hombre, el ruido que los científicos llaman "antropogénico", es "una amenaza silenciosa" en la naturaleza. Porque además de generar estrés en las aves, amenaza la abundancia y riqueza de las especies en los entornos urbanos, "dado que son seres vocales". Seres vocales es lo mismo que decir seres cantarines.

La exposición al ruido en las ciudades, sigue explicando Sánchez, "donde el volumen es mucho más elevado y continuado", provoca "cambios en el comportamiento de algunas especies". Y aquí llega la retahíla de ejemplos que muestran la dificultad con la que se topan los pájaros para comunicarse en las urbes y, por tanto, para encontrar el encuentro sexual con su congénere.

De las agudezas del carbonero a los mirlos furtivos

El carbonero común urbano, y es ya uno de los ejemplos, canta más agudo en las ciudades que en los entornos rurales, unos cambios que "se heredan y en parte se aprenden", explica Sánchez.

Más: el serín verdecillo adapta su melodía al ruido ambiental: "Cuando el volumen supera los 70 decibelios, deja de cantar", porque "no le compensa el gasto energético" que supone imponerse al constante bullicio de las ciudades.

Otras especies, como los mirlos, tan comunes en las ciudades de Andalucía, los mosquiteros o los petirrojos, aprovechan el silencio que proporciona la noche para iniciar "el coro del amanecer" antes incluso de que salga el sol, aunque esto se debe también a la contaminación lumínica, ya que, "como hay luz, aprovechan y empiezan a cantar más temprano".

La responsable de Biodiversidad Urbana de SEO/BirdLife recuerda que la primavera es un momento muy "sensible" porque es la época de cría, periodo en el que el canto de las aves es "fundamental" para atraer a la pareja, para procurar el mantenimiento de la especie.

El ruido ambiental, sin embargo, lo hace todo más difícil". Al final tienen que hacer "más esfuerzo" y el ruido "enmascara su canto".

Este impacto sobre la conducta reproductiva de las aves es "clave". Las decisiones de apareamiento dependen del canto del macho. Las hembras necesitan escucharlo "para estar físicamente listas para reproducirse". Follar necesita un cortejo, requiere una comunicación. Pasa con las aves como pasa con el resto de los animales, incluso con las personas.

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