¿A cuánta radiación estamos expuestos cuando volamos en avión?

Cuanto más altura coja el vuelo, más exposición tendremos a la radiación ionizante.

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Ldosis efectiva media anual  de los tripulantes de vuelo es de 3,07 milisieverts.
Redacción

15 de febrero 2022 - 13:02

Pese a que los aviones es uno de los medios de transporte más seguros (y rápidos) de cuantos existen hoy día, existen muchas personas con una fobia hacia ellos. En un principio, este miedo deviene de algún posible accidente, aunque los expertos comunican continuamente datos que dan a entender que los accidentes de aviones son extremadamente remotos: de uno entre sesenta millones aproximadamente.

Con estos datos, parece que nos hemos estado preocupando por una nimiedad. Pero, ¿son los accidentes de avión los únicos peligros a los que nos exponemos en las alturas? La respuesta es no, y es que, según parece, cuanto más altos estemos, más exposición existe a la radiación ionizante.

Rayos cósmicos y radiación ionizante

Los rayos cósmicos son partículas cargadas de energía, rayos X y rayos gamma que provienen del espacio. No es posible identificar el origen de esta radicación ya que proviene de todas partes, pero sí existe la evidencia de que esta radiación cósmica de alta energía llega hasta nosotros desde eventos muy lejanos y violentos del cosmos, como agujeros negros o estrellas de neutrones. Además, algunos tipos de radiación también provienen de nuestra propia galaxia y de nuestro Sol.

"Una alta exposición a radiación ionizante puede dañar nuestras células a distintos niveles y dañar lo más importante que guardamos en su núcleo: el ADN, la molécula que guarda la información genética, y que contienen las instrucciones para que las células de nuestro cuerpo realicen correctamente sus funciones", ha explicado el portal digital Muy.

Las partículas altamente cargadas de energía que provienen del espacio chocan contra la Tierra y, así, reaccionan con la atmósfera para producir la radiación que llega a nosotros. La radiación cósmica ionizante se está produciendo de forma continua y sin descanso, por lo que, aunque no lo veas, miles de átomos golpean la palma de tu mano en todo momento.

Esta radiación cósmica incide en el cuerpo humano de manera similar a la que lo hace una radiografía médica. "La dosis anual promedio a nivel del mar según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH), de 0,34 milisieverts al año (un milisievert es una unidad de medida del nivel de radiación ionizante, que se usa también para calcular, por ejemplo, la radiación a la que se someten cada año los trabajadores de una central nuclear); lo que equivale a no más de dos radiografías de tórax al año", explica este mismo medio.

A mayor altura, mayor radiación

Como se adelantaba, la radicación a la que estamos expuestos al vivir en la tierra es mínima, por lo que no afecta a la salud de forma inminente ni grave. Eso sí, esta radicación no es igual en todos los puntos del planeta.

De esta forma, es importante explicar que estos niveles de radiación cósmica varían en función de la altitud a la que nos encontremos, de modo que a más elevados, más radiación.

También depende de la latitud, ya que la radiación es mayor cuanto más nos acercamos a los polos y, a su vez, disminuye cuanto más cerca estamos del ecuador. Por supuesto, otro de los factores que más repercute es la duración a la exposición, de modo que a mayor tiempo, más daño hará en el interior de nuestras células.

Si agrupamos todos estos factores, es fácil caer en la cuenta de que, al viajar en un avión, estamos más expuestos a esta radiación que si viajamos por carretera. A eso se suma el tiempo que se pase en el avión, por lo que los realmente afectados por estas radiaciones son los tripulantes de vuelo.

Según el Consejo Nacional de Protección y Mediciones de Radiación, la dosis efectiva media anual de los tripulantes de vuelo es de 3,07 milisieverts. Otras estimaciones varían de 0,2 a 5 milisieverts cada año.

Para dar unos parámetros comparables, los trabajadores de una central nuclear están expuestos a unos 0,5 milisieverts al año y, por normativa, no se pueden superar de 20 milisieverts anuales. Rebasar esta cifra puede conllevar riesgos como cáncer o infertilidad.

En función de estos datos, es cierto que los tripulantes de vuelo están algo más expuestos que una persona media, que puede llegar a volar tres o cuatro veces al año, a la radiación cósmica. Aún así, en ningún caso se trata de una cantidad significativamente grande o peligrosa.

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