"El sol da la vida": los sevillanos se dividen entre el horario de invierno y el de verano

Aunque los expertos recomiendan el horario de invierno por salud, los ciudadanos valoran más las tardes largas y la luz solar

Horario de verano o de invierno: ¿Cuál preferirías mantener si se acaba con el cambio de hora?

"El horario de invierno te amarga": opiniones divididas ante el fin del cambio de hora / Carolina Rojas

El debate sobre el cambio de hora vuelve a la calle. Este fin de semana España ha retrasado los relojes una hora para entrar oficialmente en el horario de invierno. Sin embargo, podría ser una de las últimas veces que lo hagamos. El Gobierno ha anunciado su intención de solicitar a la Unión Europea la eliminación definitiva de los cambios horarios a partir de 2026, lo que obligará a elegir entre el horario de invierno o el de verano.

En este contexto, Diario de Sevilla ha salido a la calle para preguntar a los ciudadanos qué horario prefieren. La mayoría lo tiene claro: "El de verano, claramente, el día dura más y el sol da la vida", responde un joven que sale de trabajar a las seis y media de la tarde y al que le gustaría disfrutar de algo de luz natural antes de llegar a casa.

La gente apuesta por la luz de la tarde

La escena se repite entre los entrevistados. La mayoría coincide en que el horario de verano ofrece una mejor calidad de vida al permitir más horas de luz por la tarde. "Trabajo y estudio, y cuando salgo ya es de noche en invierno. En verano, al menos, puedo quedar, pasear o hacer deporte al aire libre", comenta otra vecina.

Incluso quienes han vivido en países del norte de Europa rechazan los atardeceres tempranos: "He estado en el extranjero, en zonas donde a las tres ya es de noche. Qué dolor".

Sin embargo, no todos piensan igual. Un grupo más reducido defiende el horario de invierno por razones de salud y descanso. "Yo prefiero el de invierno porque anochece antes", explica un joven que reconoce que es más 'nocturno'.

He estado en el extranjero, en zonas donde a las tres ya es de noche. Qué dolor

Lo que dice la ciencia

La opinión popular choca con las conclusiones de la comunidad científica. Los expertos advierten de los efectos negativos del cambio de hora y recomiendan mantener el horario de invierno de forma permanente.

Según los investigadores, el reloj biológico humano está sincronizado con la luz natural y los cambios artificiales de hora alteran la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño y otros procesos vitales. Esta alteración puede provocar problemas de atención, memoria y ánimo.

Los expertos defienden que mantener el horario de invierno permitiría dormir mejor, mejorar la concentración y reducir trastornos del sueño.

Cuestión de costumbre (y de economía)

No obstante, la preferencia social y económica juega un papel importante. El sector turístico y hostelero apuesta por el horario de verano, ya que las tardes largas invitan al consumo y a las actividades al aire libre.

Los expertos en conciliación laboral, por su parte, recuerdan que el horario de invierno permitiría ajustar mejor las jornadas laborales al ritmo natural del día.

El debate no es nuevo. Ya en 2018 una comisión de expertos advirtió de que no debía tomarse una decisión precipitada mientras no existiera consenso. Hoy, con el cambio de hora en el punto de mira de Bruselas, la discusión vuelve a primera línea.

Una decisión europea, una cuestión personal

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha confirmado que España pedirá el fin del cambio de hora bianual en 2026. Hasta entonces, los relojes seguirán adelantándose en marzo y retrasándose en octubre.

Mientras tanto, Diario de Sevilla mantiene abierta una encuesta en su página web para conocer la opinión de los lectores: ¿debería España quedarse con el horario de invierno o con el de verano?

La calle, de momento, parece tenerlo claro. "El sol da la vida", repiten muchos. Pero los científicos no opinan lo mismo. Entre la salud y el disfrute, entre amanecer temprano o disfrutar del atardecer, el reloj social sigue en debate. Lo que está en juego no es solo la hora, sino cómo queremos vivir nuestros días.

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