Se conocen como migrañas a aquellos dolores de cabeza que son causantes de un dolor intenso de un solo lado, cuyas crisis vienen acompañadas de sensibilidad a la luz y al sonido, náuseas o vómitos. Actualmente, casi 4 millones de personas en España cuentan con este tipo de diagnóstico, siendo casi el 80% mujeres entre 20 y 40 años, siendo la enfermedad neurológica de mayor prevalencia en nuestro país. Pero las migrañas son más que un dolor de cabeza. De hecho, la Organización Mundial de la Salud las ha declarado como la sexta enfermedad más incapacitante a nivel global y la segunda en las enfermedades neurológicas. A menudo, se encuentra infravalorado e incluso infradiagnosticada.

La Dra. Margarita Sánchez del Río, neuróloga especialista en cefaleas de la Clínica Universidad de Navarra, ya explicó que “cuando una enfermedad es muy prevalente se tiende a ‘normalizar’ y eso contribuye a que se infravalore su importancia. El gran peligro de la automedicación es que contribuye a transformar una migraña episódica en una forma crónica, a través del abuso o exceso de analgésicos. En muchas ocasiones, estos medicamentos no terminan de controlar las crisis correctamente y mantienen activado de forma continua el sistema de dolor, fomentando así su cronificación. Además, en general, el paciente que padece migraña es reacio a tomar medicación a diario durante largos periodos de tiempo. Lo más habitual es que, si el tratamiento no es eficaz o tiene efectos secundarios, el paciente lo pare”.

Dña. Isabel Colomina, presidenta de AEMICE, también destaca que “la migraña es una enfermedad totalmente estigmatizada e infravalorada, a pesar del impacto que genera en la calidad de vida de los pacientes y del elevado porcentaje de personas que la sufren. De hecho, según la OMS, una crisis de migraña puede llegar a ser tan incapacitante como un ataque de epilepsia o incluso la ceguera”. En este contexto, la importancia del nuevo descubrimiento llevado a cabo por la doctora Patricia Pozo, jefa del grupo de Cefalea del Hospital Vall D’ Hebrón, y su equipo es tal que ya va camino de hacer historia.

Un avance vital en la medicina

El estudio ha sido publicado en la revista Cephalgia y han participado 22 mujeres con migraña esporádica y 22 sin ningún tipo de dolor de cabeza. Durante el primer día se tomaron muestras de sangre y el resto del mes pruebas de saliva cada mañana. El grupo de investigadores ha medido los niveles del gen de la calcitonina, CGRP en inglés, en saliva durante crisis de migraña. De esta forma, los resultados arrojan que existen dos tipos de ataques, lo que serviría para encontrar un camino hacia la medicina personalizada. Durante la investigación se ha descubierto que los ataques aumentarían esta CGRP pero que existen algunas crisis que no suponen un incremento. La base de la importancia de estos descubrimientos sería poder describir la migraña a nivel molecular, así como distinguir las diferencias que existen entre los pacientes para realizar una clasificación y de ahí tratamientos personalizados.

Cuando una persona sufre una crisis de migraña se liberan determinadas sustancias que se encuentran relacionadas con el dolor, siendo una de ellas el péptido en relación con la CGRP. El estudio de Vall d'Hebron buscaba entender los mecanismos biológicos y los biomarcadores por lo que estudiaron los diversos niveles de la CGRP. "Se han analizado en muestras de saliva, ya que su obtención no es invasiva y se puede conseguir de forma repetida fácilmente", ha confirmado Patricia Pozo, jefa de Sección del Servicio de Neurología del Hospital Vall d'Hebron y jefa del grupo de Cefalea y Dolor Neurológico del Vhir. Hasta el momento esta medición se realizaba en sangre.

Cuando algunas de las pacientes de los grupos de control sufrían un ataque de migraña se tomaban muestra de saliva hasta en tres etapas: al inicio, dos horas y ocho horas después de la crisis. De esta manera se han conseguido analizar hasta 49 ataques de migraña. En los resultados, los investigadores descubrieron que, de media, las personas con migraña contaban con casi el doble de niveles de proteína. Los niveles de saliva cuentan como una prueba de la activación del sistema trigeminovascular así como de la inflamación local de la cabeza. Estos cambios en los niveles de CGRP se daba hasta en el 79,6 % de las crisis de migraña. Serían estos niveles los que contarían con síntomas asociados, para las pacientes de mayor CGRP también cuentan con los síntomas característicos de las migrañas como la fotofobia.