La amenaza de 2024 YR4: El asteroide que podría impactar contra la Tierra
Descubierto el pasado 27 de diciembre de 2024, sus dimensiones son similares a las del responsable del evento de Tunguska.
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2024 YR4. Así se llama el asteroide que en las últimas horas ha puesto en alerta a medio mundo tras la activación del llamado Protocolo de Seguridad Planetaria, por la posibilidad de que acabe impactando contra la Tierra.
Este objeto fue descubierto el pasado 27 de diciembre de 2024 por el telescopio del proyecto ATLAS (Sistema de última alerta de impacto terrestre de asteroides) de Chile y tiene unas dimensiones estimadas de entre 40 y 90 metros, el mismo rango que el responsable del evento de Tunguska en 1908.
Su tamaño es considerablemente menor que el de otros cuerpos cercanos detectados, pero lo que lo hace más peligroso o, al menos interesante para los científicos, es que su trayectoria es, por ahora, incierta.
Por qué se activa la alerta ahora
El asteroide 2024 YR4 cumple todos los criterios necesarios para activar los dos grupos de reacción ante asteroides avalados por la ONU: la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG).
Dichos criterios son sencillos: tiene un tamaño probablemente superior a 50 metros de diámetro y una probabilidad de impacto superior al 1% en un momento dado dentro de los próximos 50 años.
Los primeros avisos
2024 YR4 llamó la atención de los astrónomos cuando apareció en la lista automatizada de riesgo Sentry de la NASA el 31 de diciembre de 2024. Esa lista incluye todos los asteroides cercanos a la Tierra conocidos que tienen una probabilidad superior a cero de impactar contra la Tierra en el futuro.
Los científicos creen que, con los datos disponibles hasta ahora, 2024 YR4 se acercará a la Tierra el 22 de diciembre de 2032, con una probabilidad de impacto de en torno al 1,2%.
Un porcentaje a priori bajo (dado que la fecha coincidiría con el Sorteo de Navidad, sería más probable que nos tocase el Gordo) pero que, a esa escala, y por continuar con la analogía, se traduciría en bastantes números para que la Tierra se llevase un premio.
Eso se agrava por la ya mencionada incertidumbre que, a día de hoy, marca su trayectoria. Su órbita alrededor del Sol es alargada (excéntrica) y ahora se aleja de la Tierra casi en línea recta, lo que hará que desaparezca de nuestra vista en los próximos meses, dificultando por tanto determinar con precisión su órbita estudiando cómo se curva su trayectoria.
Informe de la NASA a la ESA
La primera alarma la dio hace unos días la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), presidida por la NASA, que en un informe enviado a la ESA, el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG) y la Oficina de la ONU para asuntos del espacio exterior (UNOOSA), informaba del potencial impacto del 2024 YR4 el mencionado 22 de diciembre de 2032.
En dicho informe, se estima el riesgo en el 1,3% y las dimensiones del objeto en el rango de los 40-90 metros. Además, se indica que, de producirse el impacto, sería en la franja que recorre el este del Pacífico, el norte de Sudamérica, el Atlántico, África, el mar Arábigo y el sur asiático, donde los daños serían catastróficos y podrían llegar a más de 50 kilómetros del punto exacto del impacto.
Se apunta que no se dispondrá de nueva información hasta principios del próximo abril y después nada hasta junio de 2028, cuando el asteroide volverá a acercarse a la Tierra.
El texto incide en que hay casi un 99% de probabilidades de que 2024 YR4 pase sin peligro sobre la Tierra ese 22 de diciembre de 2032. Pero, si no es así, el impacto será seguro ese día.
Cuando finalice esa ventana de observación que se abrirá el próximo abril, se espera que se pueda afinar la probabilidad de impacto, una cifra que podría “aumentar a un porcentaje superior a las dos cifras o, más probablemente, caer bajo el umbral de notificación (1%)".
Apophis, un asteroide que también generó alarma
Al hablar de amenazas para la Tierra, el recuerdo más reciente que tenemos es el del asteroide Apophis. Descubierto en 2004, Apophis tiene unos 335 metros de diámetro, lo que implicaría un potencial destructivo mucho mayor.
Las primeras estimaciones proyectaron una probabilidad significativa de impacto, e incluso alcanzó niveles elevados en la escala de Turín, que clasifica el riesgo de impacto de los asteroides.
Por fortuna, una extensa campaña de observaciones permitió a los científicos refinar los cálculos orbitales y descartar definitivamente la posibilidad de colisión con la Tierra.
Según los expertos, aún estamos lejos de alcanzar esa certidumbre en el caso de 2024 YR4, por lo que aconsejan mantener la alerta y la monitorización detallada, al menos mientras su situación en el cielo lo permita.
Qué puede hacer la Tierra
Ante amenazas de este tipo, en la Tierra contamos con diversas herramientas de monitorización y estrategias de defensa planetaria.
Los sistemas de detección, como los distintos telescopios que componen el observatorio ATLAS, juegan un papel fundamental en la identificación temprana de objetos cercanos a la Tierra, cuyas trayectorias pueden ser predichas con precisión, una vez detectados, empleando técnicas avanzadas de observación y modelado orbital.
Además, disponemos de métodos para mitigar la amenaza en caso de que se confirme riesgo de impacto. Una de las soluciones más prometedoras es la desviación del asteroide mediante el impacto cinético, es decir, alterar sutilmente su trayectoria con una nave espacial (sin necesidad de llamar a Bruce Willis).
Eso es lo que hizo la misión DART de la NASA, que en septiembre de 2022 impactó contra el asteroide Dimorphos, de 150 metros de diámetro, y consiguió desviar su órbita.
Los efectos de un impacto sobre la Tierra
Se calcula que hay unos 30.000 asteroides con tamaños entre los 100-300 metros y con órbitas cercanas -en términos astronómicos- a la Tierra (los llamados NEO) y más del 80% de ellos no han sido aún detectados.
Un cuerpo de estas dimensiones suele impactar con la Tierra una vez cada 10.000 años pero, de hacerlo, su efecto sería devastador. Si llegara a un área poblada, destruiría una ciudad entera; si cayese en el mar, podría generar un tsunami de consecuencias imprevisibles.
Aunque la probabilidad de impacto de 2024 YR4 es por ahora baja, la incertidumbre en su órbita hace imprescindible una observación intensiva para reducir los márgenes de error. Algo que esperemos puedan hacer los científicos en las próximas ocasiones que tengan para observarlo.
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