Aventuras en la Movida

Pedro Almodóvar según 'El Ministerio del Tiempo'

  • Lección de historia sobre los años 80 en la segunda entrega de la nueva temporada

Almodóvar y McManamara en 'El Ministerio del Tiempo'

Almodóvar y McManamara en 'El Ministerio del Tiempo' / RTVE

(Atención, la crónica incluye algunos spoilers sobre la serie)

El segundo episodio de la nueva temporada de El Ministerio del Tiempo viajaba este martes a la corte de Felipe IV, convertido el antiguo palacio real en el plató del Un, dos, tres. Y también los patrulleros se entrometían en 1982, en plena Movida madrileña, en busca de Pedro Almodóvar, que preparaba por entonces el rodaje de su segunda película, Laberinto de pasiones.

La acertada ambientación es uno de los fuertes de la producción de Javier Olivares para La 1 y recreó para conocimiento de los espectadores más jóvenes las vanguardistas (y petardas) actuaciones del cineasta manchego con su entonces inseparable pareja, Fabio McNamara.

Para encarnar a Almodóvar se puso en su piel y pelos el actor murciano Carlos Santos, que acaba de confirmar que también estará en la continuación de Los hombres de Paco. Como si fuera un programa de La edad de oro de Paloma Chamorro ante un asombrado Pacino, Hugo Silva (que podría volver también a la comisaría), el delicioso Almodóvar ficticio de Santos se desataba.

Y a su vera, Edu Soto, como McNamara, además de interpretar también en este mismo episodio a Felipe IV.

La complicidad con el espectador avezado es una constante de El Ministerio del Tiempo. En este capítulo hubo numerosas referencias al concurso concebido por Chicho Ibáñez Serrador (que ya apareció en su etapa de Historias para no dormir en esta serie) y los apartamentos en Torrevieja, el premio más preciado de aquel programa, también aparecieron en la aventura.

La sociedad española, sin juzgarla en ese papel (lo que provoca irritaciones políticas innecesarias), es el protagonista lateral de las tramas ministéricas. La frescura y la desinhibición de los años de la Movida quedaron patentes para analizar el contexto de la incipiente democracia. Y como icono de ese tiempo, ese Almodóvar que aún tiene que toparse con Antonio Banderas. Lecciones de Historia e intrahistoria para todos.

Y un gesto lírico crepuscular y nostálgico con el Life on Mars de Bowie.

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