TV-Comunicación

El giróvago, el último reportero

  • Fallece en Madrid a los 84 años Miguel de la Quadra-Salcedo, creador y director de la Ruta BBVA que durante más de cuatro decenios estuvo vinculado a RTVE

La populosa Vancouver se asienta sobre la isla canadiense de De Quadra-Vancouver, en honor a su descubridor, José María Bodega de la Quadra, marino de los tiempos de Carlos III. Esa genealogía tan vocacional por la curiosidad, la aventura y la vida marcó por siempre a Miguel de la Quadra-Salcedo, superhéroe de fuerza y de intelecto que superaba a google maps con su cabeza. No habrá apenas serpentina en el mapa americano o español que no conociera este navarro nacido en Madrid (1932), de vigorosa existencia y aspiraciones campeonas. A lo largo de más de 30 ediciones de la Ruta BBVA, de la Ruta Quetzal, han pasado 7.000 jóvenes que bebieron de la sabiduría y sobre todo de las ansias de conocimiento y pasión de quien estuvo vinculado durante cuatro decenios a Televisión Española. El mismo día que se cumplían 510 años del fallecimiento de Cristóbal Colón, De la Quadra-Salcedo se despedía ayer de los suyos, a primera hora de este viernes, a los 84 años. Desde semanas atrás su estado de salud era muy delicado y no pudo presentar en Córdoba el itinerario de su ruta en este año. Pero estará presente, un verano más, entre sus jóvenes aventureros que recorrerán Andalucía y el Yucatán. Su última aparición pública fue con motivo de la pasada Ruta BBVA, por Colombia (hoy se emite un episodio en La 2), y que inauguró en la Zarzuela con los ánimos de Felipe VI.

En 1979, en conversación con don Juan Carlos, idearon lo que fue Aventura 92, programa de TVE e iniciativa rutera que uniera a estudiantes ibéricos y latinoamericanos. Ya por entonces, a finales de los 70, estaba terminando Españoles en el Pacífico, una de sus series documentales, rodada en cine, que se adentraban en los parajes más recónditos. En El mundo en acción descubrió para los espectadores la figura del descubridor Orellana. Y Balboa, Ojeda. Linajes de la Castilla descubridora, de la esencia de España que siempre llevó a gala y que transmitió a sus tres hijos. De su muerte se hacían eco ayer todos los medios, con miles de condolencias que recibía la familia y su viuda, Marisol de Asumendi, en un velatorio íntimo. Entre los mensajes, el de los Reyes o el del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

De la Quadra-Salcedo pertenece a una generación de reporteros que experimentaban con el lenguaje audiovisual y el mordisco periodístico cuando TVE aún era una corporación que daba sus primeros pasos, entre las dudas y la censura. Nada que ver con el espíritu de este deportista navarrico que si no fuera por el boicot de Franco a los Juegos de Melbourne de 1956 se hubiera presentado como lanzador de jabalina. Poco antes había superado los 100 metros en esta disciplina, lanzándola al modo vasco, dando vueltas, lo que fue prohibido por la Federación de Atletismo. Sí pudo participar en Roma, en 1960, quien ya había sido campeón nacional de jabalina, disco y martillo.

Había estudiado perito agrícola, sí, siempre pegado a la tierra, pero su vocación era la imagen y el periodismo. En 1963 se incorporó a la cadena pública en una gloriosa generación de reporteros donde están Manu Leguineche, Enrique Meneses, Tico Medina (aún en activo, por fortuna, en las tardes de Canal Sur) o Manolo Alcalá. Una generación a la que se añadirían, coqueteando con el color, Javier Basilio, Diego Carcedo, Pedro Erquicia o Jesús González Green. De la Quadra-Salcedo era homenajeado anoche en La 2 con Crónicas y El reportero que quisimos ser, nombre que evoca la fuerza en pantalla del primer español que relató a sus paisanos la guerra civil en el antiguo Congo Belga, posterior Zaire, donde estuvo a punto de ser ajusticiado por captar un fusilamiento. Miguel era de los que pisaba el suelo, la actualidad de verdad, con su legado en forma de reportajes de actualidad en A toda plana, Los reporteros o Datos para un informe (precursor de Informe Semanal). Entre sus trabajos, la muerte del Che en Bolivia, las catástrofes de Managua o Pakistán en los 70. O el golpe de Estado de Pinochet, reportaje con el que pudo entrar en el Estadio Nacional de Santiago donde se apiñaban los presos políticos. Uno de aquellos reportajes chilenos fue censurado y salió en antena 30 años después. Era de los que auscultaba la Historia. De la sección de actualidad de TVE pasó a la llamada de reportajes de cine, con cámaras y realizadores como Tacho de la Calle, Juan Verdugo (objetivo de la mayoría de sus trabajos) o José Luis Márquez, el del Territorio Comanche de Pérez-Reverte. Otro ex cámara de TVE, el productor Juan Lebrón, comentaba ayer que hasta el último momento creía que De la Quadra-Salcedo "era realmente inmortal". Con Félix Rodríguez de la Fuente forma parte de los tiempos de más prestigio en los documentales de TVE. India, Birmania o Nepal fueron otros de los entonces remotos países por los que fue relatando actualidad y pasado este ocasional protagonista de concursos cuando en 1984, con A la caza del tesoro, se montaba en el helicóptero a indicaciones de dos participantes guiados por una biblioteca. Sin GPS. Sin internet. Con la sonrisa de Isabel Tenaille. Otro nombre mítico.

Se identificaba como "giróvago", el monje que no tenía sitio fijo, y era de los que transmitían lo que sentían, los que vivían el momento: el periodismo puro, el que marcó la vocación de miles de jóvenes espectadores que querían ser reporteros, aventureros, descubridores; como todos esos adolescentes que vivieron su viaje iniciático en la Ruta BBVA junto a un equipo formado con el entusiasmo y fervor del último gran reportero de siempre.

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