Joselito el Gallo como referente de la 'arquitectura' del toreo

El académico Emilio Gómez Piñol inaugura el ciclo de conferencias sobre el maestro de Gelves en la Maestranza, destacando su poderío ante el peligro

Isabel de León Borrero, Santiago de León y Domecq y Emilio Gómez Piñol, con la imagen de Joselito al fondo.
Luis Nieto / Sevilla

19 de septiembre 2012 - 01:00

La Real Maestranza de Caballería de Sevilla acogió ayer, en su Salón de los Carteles, la primera conferencia relacionada con José Gómez Ortega Joselito el Gallo (Gelves, 1885-Talavera de la Reina, 1920) dentro de unas jornadas compuestas por tres disertaciones con las que la citada entidad y la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría homenajean al genial torero sevillano en el centenario de su alternativa, que tomó con 17 años, el 28 de septiembre de 1912, de manos de su hermano Rafael Gómez El Gallo, en la plaza de toros de la Maestranza.

En un salón hasta la bandera -con público hasta de pie-, el académico y escritor Emilio Gómez Piñol realizó un repaso a la biografía del torero dentro de su conferencia La tauromaquia de Joselito: Un toro lo mató, pero ninguno lo afligió.

En el acto intervieron como presentadora la presidenta de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, Isabel de León Borrero, marquesa de Méritos, y como anfitrión, el fiscal de la Real Maestranza, Santiago de León y Domecq. La presidenta de la Academia sevillana destacó los valores como académico y escritor del conferenciante y el fiscal de la Maestranza refirió la importancia de Joselito, como "el torero más grande que ha existido".

Emilio Gómez Piñol destacó del gran Joselito -considerado por varios tratadistas como El rey de los toreros por su poderío lidiador y conocimientos- que "el toreo debe tener una estructura, una arquitectura", algo latente en sus faenas dominadoras, muy distantes de las de hoy en las que prevalece la plasticidad.

Con apoyo de diapositivas, en las que intercalaba obras de arte y fotografías, realizó un amplio recorrido por la carrera del mítico diestro sevillano, comparando en algunas ocasiones las suertes que realizaba con las de hoy en día, por toreros contemporáneos. Las palabras que más se repitieron en la disertación fueron poder y dominio, constantes en un torero del que dijo "era una especie de dios mitológico", dotado físicamente, en contraste con su eterno rival, Belmonte, quien por su fragilidad en este sentido "introduce el dramatismo". También destacó la humanidad del personaje, del que ofreció un perfil "melancólico" y "triste".

Era inevitable que en el recorrido biográfico de Joselito reviviera su mayor oponente en el ruedo y amigo fuera del mismo: Juan Belmonte. Gómez Piñol destacó en este sentido que los dos se admiraban y "se influyeron". Asimismo brindó múltiples ejemplos de ese poderío y capacidad de Joselito el Gallo como lidiador, con varios ejemplos -desde sus anécdotas en los tentaderos, siendo un niño, cuando corregía a los demás toreros, hasta el día de su muerte en Talavera de la Reina, cuando mandó taparse a los hombres de su cuadrilla, por el excesivo peligro del toro Bailaor, que lo mató en esa plaza toledana.

Con referencias a varios pintores, fundamentalmente a Goya y a su Tauromaquia, el disertador colocó en suerte, en varias ocasiones, la tauromaquia de Joselito, entre ellas su variedad capotera, con multitud de quites en los recortes. Hizo hincapié en el grandioso banderillero que fue el torero de Gelves, dominando todas las suertes en el segundo tercio -precioso dibujo de Martínez de León, recogiendo un par-. Y todo ello hasta llegar a la última Feria de Abril, que toreó antes de su muerte y en la que vistió de negro por la reciente muerte de su madre.

De su incomparable estadística, anotó que Joselito fue el primer torero que cortó una oreja en la Maestranza o que cogió -célebre hecho-, por primera vez en la historia, un pitón a un miura. O que únicamente le dieron dos avisos, recados presidenciales que recibió en la plaza de toros de Valencia, en la faena al toro Platero, del que "la gente decía que tenía un joselito dentro".

También reflejó el amor propio desmedido del torero, con la anécdota de un brindis, en Andújar, al legendario Guerrita, quien le recriminó al término de la faena que se hubiera arriesgado tanto con un toro malo y complicado en una plaza de tercera, a lo que Joselito contestó: "El toro no lo merecía; pero usted sí". Un gesto que se resume en una expresión maravillosa: vergüenza torera.

En definitiva, Gómez Piñol dejó patente que El rey de los toreros es el principal referente en la arquitectura de las faenas con poderío y dominio y que ningún toro, como anunciaba en su conferencia, lo afligió, "lo inquietó".

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