Toros

El Galo, Mario Sotos y Quique Toro saborean una merecida Puerta Grande en Niebla

  • Dos bravos y completos toros de José Luis Pereda y un eral de muchos quilates de Millares remachan un importante éxito ganadero en el cierre de la temporada onubense.

El Galo, Mario Sotos y el novillero Quique Toro salieron ayer a hombros tras finalizar el que a priori debiera ser el festejo que abroche temporada en tierras onubenses.

Los toros siempre habían cerrado temporada en Niebla cuando los perillos de Galaroza y las castañas y nueces de la Sierra preñaban de colorido y olor esas calles feriales de Tosantos en la ciudad amurallada delCondado.

Era ese argumento perfecto, con el ganado de compraventa por las cunetas circundantes a la plaza y los iliplenses arropando cartel de toros en su plaza

Ayer, un tendido desangelado de público presidió lo que a la postre terminaría siendo una importante tarde de toros. Digo bien, de toros, porque desde Rosal de la Frontera le llegaron a la tarde dos importantes toros llenos de bravura y nobleza. Cuarto y quinto fueron eso, dos importantes toros capaces de haber lucido con justicia su vuelta al ruedo aunque desde el palco se asomara una sola vez, fue en el quinto.

Más completo el cuarto, un importante toro con fijeza, trapío y duración que le mostró el camino a su matador dejando llegar el albero hasta su mismo hocico. Bravura de principio a fin. Bravura a veces entendida, a veces lucida y a veces acompañada. Un ejemplar que se bebió los muletazos de esa faena de menos a más que le escribió su matador.

Más son tuvo esa otra labor que se llevó el buen toro de Pereda que hizo quinto. Especial su motor y nobleza en la complicidad en la que Mario Sotos fue capaz de encontrar el argumento de esa faena que llegó a su cima torera con las tres últimas series en las que Sotos corrió con más templanza la muleta. Especialmente con la zurda para elevar el conjunto muletero.

Mejor Quique Toro frente al encastado y bravo ejemplar de Millares que cerró plaza. Decisión plena para ponerla la muleta sin dudas y con el valor dispuesto a domeñar ese ir y venir que sacaba con pujanza y emoción el eral de los campos triguereños. El complemento a ese triunfo lo añade el buen manejo con el capote y la espada, certera en este sexto de máximos trofeos.

En su primero, toreo entonado pero demasiado eléctrico en su conjunto frente a otro buen eral .

La lluvia no movió a nadie del tendido. Debió ser que lo que ocurría en el teatro del albero tenía su punto de mérito por parte de toros y toreros.

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