Toros

Oreja a José Tomás y Luque en una tarde sin la esperada apoteosis

  • El diestro de Galapagar pudo llevarse otro trofeo en su segundo toro de la tarde, pero no tuvo suerte con la espada. Se llevó un susto con un revolcón en el primero.

La tarde empezó con un silencio a la memoria de Emilio Silvera padre y Joselito Romero. Siguió después con una enorme ovación sincera y justa de esta Huelva para sacar de la tronera del burladero a Emilio Silvera y reconocerle ese aniversario de 25 años toreros.

Ese silencio y ese aplauso sería después la tónica general de un festejo donde la avidez por ver a José Tomás llenó la plaza hasta la bandera. No había para más como tampoco hubo para más en el soso encierro con el que El Pilar debutó en Huelva. Escasitos de presencia los tres primeros y algo más con cara de toro los que hicieron quinto y sexto.

Y el detalle de la tarde para Manolo Roca, un humilde banderillero de esta tierra que ayer se sintió en su plaza y le puso al cuarto uno de esos pares, inesperados, bellos y lucidos para poner de acuerdo a toda una plaza en la ovación más rotunda de una tarde en la que se perdieron sin duda muchas cosas.

Emilio Silvera no se encontró frente al cuarto. No tuvo malas cosas el toro, pero las buenas maneras de Silvera no terminaron nunca de aflorar con determinación y la faena no llegó a irse definitivamente arriba. Un conjunto sin armazón donde faltaron muchas cosas para el triunfo.

Su primero había sido uno de los toros que mejor embistió en la muleta y ahí sí pudo salvar los muebles el de Huelva. Se pueden argumentar seguramente que le faltaron cosas al conjunto, pero desde la lejanía en la que le queda el oficio al torero su labor tuvo fases donde la Merced se atrevió a dejarse querer y le cantó el ole con sinceridad cuando por la derecha le cuajó las dos mejores tandas de una faena que no terminó de reencontrarse en ese mismo son por el pitón izquierdo, a pesar de una serie con mucho relajo por parte de Emilio.

Se esperaba la gran explosión de un triunfo de José Tomás, pero este tampoco llegó. Al menos en la medida de esa rotundidad con la que el de Galapagar enloquece a las masas.

Toreó muy bien de capote a su primero, al que le cuajó en corto lances muy ceñidos y vibrantes,  sobre todo en unas chicuelinas con el compás abierto donde a punto estuvo el burel de llevárselo por delante.

Se ajustó en la embestida de un toro que tampoco podía ir a más porque poco tenía. Solo nobleza, y de ahí abusó José Tomás en una labor que deja mayor sensación de triunfo por la predisposición del torero que por un conjunto de faena, donde esta vez no se vio al José Tomás estático, sino en un torero capaz de vaciar la embestida de un burel al que cuajó por los dos pitones .

Faena en la que se incluye hasta el importante tantarantán que le propinó su oponente cuando en el remate, el torero se quedó a merced de los pitones. Faena importante, pero sin romper a grande.

En el quinto, un toro demasiado brusco, con las manos por delante y rematando con un tornillazo al final del embroque José Tomás estuvo a medios gas. Parecía que el desencanto por como iban saliendo los toros  hubiese hecho mella en él.

A la faena le costó encontrar su fase más determinante, pero la llave la tuvo José Tomás cuando de verdad le obligó al toro a embestir al engaño. Cuando se peleó con el quinto, sobrepasado el ecuador de la faena, llegaron otra vez los oles. Esas dos series tuvieron desde luego intensidad y oficio frente a un toro que desde luego pareció mas toro que cualquier otro de sus hermanos.

Luque, debutante ayer en el coso mercedario tuvo ayer un lote desigual pasando desde ese tercero anovillado y pletórico de sosería, pero que metía de vez en cuando la cara en la muleta del de Gerena que desde luego cuajó lo mas intenso de su labor con la muleta en la zurda, por donde llegaron con más intensidad dos importantes serie de muletazos. Faena en la que desde luego cobraron peso y relevancia los remates  y la filigrana del sevillano que paseó una oreja tras acertar con los aceros al primer envite.

El sexto se lidió entre protestas por su falta de fuerza. En realidad no fue solo esta circunstancia lo que más imposibilitó la labor de Luque, al que después de no verlo claro en el capote tampoco terminó de entusiasmarse con las condiciones de un toro que llegó prácticamente mortecino al ultimo tercio. 

Luque sabía que una oreja más le convertiría en triunfador del festejo después de no haber atendido el presidente  la petición de trofeo para José Tomás en el quinto, pero no había más donde tirar de faena y los retazos que dejó el sevillano, metido ya en el tercio para rematar faena, no llegaron a emocionar lo suficiente a una plaza metida ya en la lóbrega oscuridad de un noche sin apoteosis.

Una noche en la que los tres toreros se fueron caminando despacito camino del hotel.

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