URGENTE
Muere un peatón atropellado en una salida de Sevilla hacia el Aljarafe

Pobre imagen de la terna en un festejo anodino en Sevilla

Alejandro Esplá, sin apenas solvencia ante el peor lote · El Nico no saca provecho del manejable segundo · Arriaga no aprovecha al astado de mayor transmisión

Angelino de Arriaga, en un derechazo al tercer novillo, que transmitió.
Luis Nieto

14 de junio 2010 - 01:00

GANADERÍA: Novillada de Fidel San Román, muy bien presentada, prácticamente una corrida de toros en trapío. De juego variado, segundo y tercero, resultaron buenos y fueron aplaudidos en el arrastre. TOREROS: Alejandro Esplá, de rosa y oro. Entera chalequera (silencio). En el cuarto, media desprendida y siete descabellos (silencio tras aviso). Nicolás López 'El Nico', de azul marino y oro. Casi entera (silencio). En el quinto, pinchazo y casi entera (silencio). Angelino de Arriaga, de rosa y oro. Estocada y un descabello (saludos). En el sexto, casi entera delantera (saludos). INCIDENCIAS: Plaza de toros de la Real Maestranza. Domingo 13 de junio de 2010. Media entrada. Los tres novilleros debutaban con picadores en la Maestranza. En banderillas destacaron Juan José Rueda 'El Ruso', en el segundo; y Vicente Ruiz, en el quinto.

Cuando enfilamos la recta final de las novilladas de abono, el balance es desolador, como sucedió el año pasado. Hasta ahora, sólo Luis Martín Núñez consiguió un trofeo el pasado 30 de mayo. Ayer, únicamente fue ovacionado Angelino de Arriaga. Y por encima de premios, lo peor es que nos encontramos con novilleros carentes de garra. La falta de chispa se ha hecho patente en la mayoría de noveles que han pisado la Maestranza. El festejo de ayer, con el alicantino Alejandro Esplá, a escasos días de doctorarse, el granadino El Nico y el mexicano Angelino de Arriaga, resultó anodino. La terna lidió una novillada bien presentada, prácticamente una corrida de toros, del hierro de Fidel San Román -antigua ganadería de Hermanos Guardiola Domínguez-, que no fue aprovechada.

Alejandro Esplá, hijo del maestro Luis Francisco Esplá, no dejó una buena imagen en su despedida como novillero, puesto que tomará en unos días la alternativa en su tierra. Contó con el peor lote, pero no se mostró solvente, máxime teniendo en cuenta que será doctorado en unos días. Ante el que abrió plaza, sin apenas recorrido y que salía con la cara alta, concretó un trasteo gélido, que no trascendió al público. Mató de fea estocada chalequera.

Con el cuarto, un quite por navarras nos hizo rememorar la variedad capotera de su progenitor. Con la muleta, labor sin brillo ante un novillo tardo y áspero, que se revolvía pronto por ambos pitones. Dio un mitin con el verduguillo.

El Nico, como mayor virtud, aportó la disposición. No sacó provecho del manejable segundo, a excepción de buenos apuntes con el capote, como en los lances de salida, ganando terreno a la verónica y en un quite por gaoneras. El novillo derribó de manera aparatosa al varilarguero Álvaro Pérez, que afortunadamente salió ileso. El astado se cebó con el caballo, al que hirió en un costado. La faena de muleta del novillero granadino, en los medios, estuvo impregnada de enganchones.

El quinto, un auténtico tranvía, fue un manso de libro, que intentó saltar al callejón y se refugió de inmediato junto a toriles. El Nico llegó a recibirle con dos largas cambiadas de rodillas en los tercios. Con la franela, en chiqueros, se hinchó a dar muletazos, sin que la labor tuviera repercusión en los tendidos.

El mexicano Angelino de Arriaga, forjado en la Escuela de Sevilla, contó con el novillo con más transmisión. Tras perder el engaño en los lances de recibo, se tiró de cabeza, para estrellarse, al callejón. Es un torero pendiente de la estética, pero que ejecuta las suertes de manera desceñida. En la faena, lo mejor lo desgranó en una serie con la diestra, de muletazos largos, y en otra, al natural, muy expresiva y en la que corrió muy bien la mano. Las series resultaron muy cortas. La labor no llegó a cobrar altura para ser premiada. Tras matar de estocada y descabello, fue ovacionado.

El sexto se colaba por el pitón derecho. Arriaga brindó su faena a Luis Francisco Esplá, que presenció la corrida desde un burladero del callejón. En el compromiso, el mexicano no pasó de una brillante serie con la zurda. De nuevo, su seguridad con la espada, le sirvió para ganar otra fuerte ovación.

La Maestranza, convertida este año en una plaza de oportunidades, ofreció ayer hasta tres presentaciones. De Alejandro Esplá, a un paso del doctorado, se esperaba más solvencia. El Nico perdió una buena ocasión ante el buen segundo. Y Angelino de Arriaga tampoco estuvo a la altura del tercero, un animal con transmisión. En definitiva, pobre imagen de la terna, en un festejo que resultó anodino.

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