Resolutivo y único Espada, tras ser cogidos sus dos compañeros
Francisco José Espada se encontró de manera imprevista como único espada por percances de sus dos compañeros -Martín Escudero y Joaquín Galdós-. El madrileño, dispuesto y resolutivo, salvó el papelón con eficacia despachando cinco novillos y cortando una oreja. No hubo más trofeos porque Espada no hizo honor a su apellido y falló con el acero, perdiendo la Puerta Grande.
Apenas había comenzado la tercera y última novillada de este San Isidro, un novillo alto, manso y con genio, lanzó un hachazo a Escudero, quien salió despedido por los aires. La fiera lo recogió con los cuernos y le volvió a atizar. El torero, inconsciente, fue trasladado a la enfermería. Hasta entonces, se había mostrado firme en el trasteo de muleta a un astado que fue pitado en el arrastre y al que despachó Espada.
Espada se las vio con un novillo astifino, manejable, con movilidad, aunque sin humillación. Estuvo a punto de ser cogido cuando se fue a portagayola para una larga cambiada de rodillas. Faena correcta, que comenzó con estatuarios y en la que logró los mejores momentos con la diestra. En cercanías, ganó más palmas. Cerró con manoletinas. Tres descabellos tras una estocada dejaron el balance en una ovación.
Todavía no se había repuesto el público de la cogida de Escudero, cuando Galdós, con la capa, sufrió una cogida horrible. El tercer novillo lo lanzó por los aires y el novillero cayó muy feamente sobre el cuello. Otro torero para la enfermería. Se hizo cargo Espada, que cumplió en un trasteo con un astado incierto.
Espada tuvo que mentalizarse en segundos para lidiar el resto de la novillada ¡Menudo trago! El cuarto, basto, musculado, mansísimo en los primeros tercios, saltó al callejón y puso en jaque a los banderilleros. En la muleta resultó manejable hasta que se rajó. El fuenlabreño, muy dispuesto, se la jugó por segunda vez en una larga de rodillas frente a toriles. Comenzó la faena con una tanda genuflexa con la diestra. Con esa mano cumplió en otras series e incluso tiró de recursos, como intercalar un fallero. Con la izquierda logró otra de nivel, y a partir de ahí el animal, ya muy rajado, se marchó a tablas. Allí, con la diestra, jugando con las querencias, lo exprimió. Tras pinchazo y estocada casi entera fue premiado con una oreja.
Saltó el quinto, serio y astifino. Y Espada ofreció ante este novillo un toreo más asentado en una faena bien estructurada. Muletazos largos con la diestra. Con el astado a menos y sin recorrido, faltó ligazón en las últimas series. Mató de estocada entera desprendida y el usía negó la petición mayoritaria de oreja.
En el sexto, noble y humillador, que fue a menos, sacó raza en una faena que brindó al doctor Máximo García Padrós y en la que se lució con la derecha; especialmente en la última serie, de mano baja. Por el izquierdo, el novillo se metía y se vino abajo. El torero sufrió una voltereta tras un martinete, pero apostó fuerte en un serio arrimón. El público estaba entregado para solicitar otra oreja y darle el pasaporte para la Puerta Grande. Pero Espada, resolutivo y con capacidad toda la tarde, no hizo honor en la suerte suprema a su apellido...
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