Del fado de Morante a los rumores del monte Baratillo
EL REPASO
La deslumbrante sinfonía portuguesa del diestro de La Puebla o la jura del nuevo teniente de Hermano Mayor de la Maestranza son algunos de los temas candentes de la semana taurina que se fue
Morante: noche mágica en Nazaré
Marcelo Maestre jura como teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza
La semana taurina que se fue culminó con un intenso fin de fiesta -ferias de La Línea, Roquetas y arranque del pujante ciclo santanderino- en el que hay que anotar nombres propios como el de David Galván, Borja Jiménez, Diego Ventura, David de Miranda… Pero todos siguen hablando de Morante, que cumplió en la noche del pasado sábado una cita de enorme valor sentimental y personal.
Fue una corrida a la portuguesa, en el coqueto ruedo de Nazaré, refugio de su propio naufragio íntimo y mental en esos largos meses indecisos que forjaron la plenitud de esta temporada antológica. El diestro de La Puebla, enmonterado y vestido con el traje verde de las delanteras bordadas, iba a sublimar su propio concepto, su condición de máximo intérprete, con un sobrero de David Ribeiro Telles al que toreó al natural con sencilla, cristalina y honda belleza revelando la dimensión más ética y estética del toreo. En el fondo, el diestro cigarrero hizo buena la máxima de Dominguín. Aquí, al final, sólo se va a hablar de mí…
Cambios en la Real Maestranza
Un día antes, con la discreción que distingue al cuerpo nobiliario, se había producido la jura de Marcelo Maestre, flamante teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería que accede al cargo acompañado de una renovada junta de gobierno en la que destaca la elección de Joaquín Guajardo-Fajardo como fiscal -en la tradición interna de la Casa suelen promocionar a la tenencia- y la aparición de una mujer en la lista de oficiales, la primera en los tres siglos y medio largos de la historia de una institución que siempre afronta los cambios de rasante con calmada naturalidad. Se trata de Ana de Arteaga, que accede al gobierno de la corporación como diputada de Música.
Ya nos hemos referido al asunto en varias ocasiones pero no importa recalcarlo. La primera, la patata más candente que aguarda al nuevo teniente es la renovación o revocación del contrato que vincula a la Maestranza con la empresa Pagés que tiene una fecha fija de finalización: el 31 de diciembre de 2025.
El asunto se lleva con máximo sigilo y ambas partes -una de ellas con evidente incomodidad- obvian cualquier mención al mismo, invocando un pacto de silencio que se escenifica con flemática cordialidad. Posiblemente ya hay una decisión tomada que será desvelada cuando sea oportuno, no antes de que doble la última res que salte al ruedo sevillano en la temporada 2025.
Sea como sea, el flamante o renovado empresario que tome las riendas de la Real Plaza de Toros a partir del 1 de enero de 2026 tendrá que atenerse a un contrato o pliego de condiciones adaptado a las necesidades y los retos de hoy y en el que se ha tomado cumplida nota de las recientes tribulaciones. El traumático proceso del doble pleito interpuesto por Pagés -resuelto finalmente a favor de la Maestranza- ha servido de pauta…
Entre los pretendientes al trono, además del propio clan Valencia -que abogaban por prorrogar el contrato un año más en atención al vacío del covid- ya lleva tiempo hablándose de las hipotéticas pretensiones de José María Garzón que, sin embargo, nunca ha dicho esta boca es mía sobre el particular. Sí hubo declaraciones al respecto de cierto comando empresarial del que cada vez se habla con voz más alta. En un almuerzo celebrado en un taurinísimo hotel sevillano, delante de una nutrida tertulia, ya hablaron sin tapujos de unas intenciones que eran de sobra conocidas en los altos mentideros del mundillo de las sedas y los oros.
A vueltas con el ciclo de promoción
Pero estos días de verano son también territorio de la que debería ser ilusionante promoción de nuevos valores de la tauromaquia. Los festejos clasificatorios han llenado los tres primeros jueves de julio en la plaza de la Maestranza y la final, ya lo saben, está a las puertas. Será en un inusual festejo de ocho erales para cuatro finalistas según el llamativo fallo del clásico jurado formado por los asesores artísticos de la presidencia.
Los entresijos de la elección de la terna es mejor dejarlos aparte. El resultado, en cualquier caso, no deja de ser un señuelo del bajísimo nivel de la mayoría de los aspirantes presentados en esta edición que, según las cuentas de la empresa, hace la número 38 de un certamen modélico que no ha fallado en otras de sus constantes: el impresionante ambiente que otorga la amalgama de público familiar, juvenil, los numerosos seguidores de algunos aspirantes y la creciente y perpleja cuota guiri.
Otra cosa, ya se ha dicho, es lo que pasa en el ruedo. La aptitud del grueso de la tropa -la actitud, como el valor en la mili, se les supone- ha quedado lejos de exigencia de un escenario como el ruedo sevillano. La final dará o quitará razones. Hay un vestido nuevo para el mejor.
Otros temas para concluir
Vamos plegando velas hasta la semana que viene pero no podemos dejar de comentar otros asuntos de mayor o menor calado, como la confirmación de la empresa de Carlos Zúñiga al frente de la Plaza Real del Puerto de Santa María tras la resolución a su favor del recurso interpuesto por la empresa Infinitauro. La temporada de verano mantiene sus plazos.
También cabe mencionar el mea culpa entonado por los responsables de EiTB, la televisión pública vasca que se despachó tildando de “asesinato” la muerte de los toros lidiados en San Fermín. Hubo denuncias de ANOET y la FTL. Bien está lo que bien acaba.
Y ahora sí que nos vamos, comentando la entrada en la escena taurina de Francisco D’Agostino, el multimillonario venezolano que pretende comprar a la casa Balañá las plazas de Palma de Mallorca y Jerez de la Frontera. El lance recuerda la entrada aparatosa de otros actores que llegaron allende los mares…
Temas relacionados
No hay comentarios