Pablo Aguado: la solidez de un concepto
ESPECIAL MATADORES 2025 (III)
El diestro sevillano ha cubierto una temporada de gran compromiso profesional que, unido a su contrastada calidad, le colocan en los puestos de cabeza para 2026
Especial matadores 2025 (I): Borja Jiménez
Especial matadores 2025 (II): David de Miranda
La ausencia insondable de Morante de la Puebla ha puesto el foco en otros toreros que rondan su trono. Es una marcha que ha lastrado de responsabilidad sus hombreras. Pero seguramente estamos hablando de guerras distintas en este intervalo de mudanzas que, en cualquier caso, pide toreros dispuestos a dar el paso. Es el que ya dio Aguado en 2024 dejando atrás algunas indecisiones y es el que ha sabido mantener en este 2025 que ya se asoma a la temporada que vendrá. Es tiempo de tejer estrategias, de plantear retos y, sobre todo, de mantener o renovar ese crédito obtenido en las dos últimas campañas que otorga distinción a sus citas.
El repaso a la estadística, que no siempre va unida al eco o la trascendencia del toreo, sirve para dar razones. Pablo había abierto la agenda puntuando en la Magdalena de Castellón. Después de triunfar en Pozoblanco el Sábado de Pasión le esperaba, en un tardío primero de mayo, el primer fielato maestrante en el cartel más rematado, el más esperado del ciclo sevillano que completaban Morante y Juan Ortega. Iba a ser una corrida -otra más- marcada por los esplendores morantistas pero Pablo captó la atención de los aficionados convirtiendo cada lance y muletazo en un tratado de armonía sumando forma y fondo. Estaba confirmando las buenas sensaciones de la temporada anterior; añadiendo la altura de su concepto a la necesaria ambición y capacidad. Ése era el reto.
Una semana después tenía su segunda cita en el ruedo del Baratillo para estoquear la notable corrida de Juan Pedro Domecq. La memoria, siempre la memoria, dibuja nítidamente la faena preciosista de Aguado con el buen tercero en el cierre de su Feria. En el trasteo hubo delicias de orfebre en medio de una labor tocada por la armonía. El placet de los profesionales, que siempre es en voz baja, volvía a ser el mejor aval. Pablo había puntuado con nota en Sevilla; aún quedaba una cita otoñal.
Pero no podía haber demasiada concesión al descanso. Le esperaban dos tardes consecutivas en Las Ventas. En la primera de ellas -la del gran Frenoso de Victoriano del Río- no pasó casi nada. En la segunda volvía a encarnar, mano a mano con Juan Ortega, uno de los carteles estrella del serial isidril. Aguado salvó los muebles del festejo con un puñado de naturales que validaron la oreja del sexto. Pasó casi un mes, hasta el 21 de junio, para que volviera a enfundarse el traje de torear. Lo hizo saliendo a hombros en Granada junto a Morante y Roca Rey. Pero había que seguir: el 11 de julio era la cita pamplonica, con toros de Jandilla.
Aguado se iba a encontrar con un bonancible tercero que le permitió torear para sí mismo en una labor a la que faltó la rúbrica del acero. La espada también le iba a jugar una mala pasada en su primer compromiso portuense, el día 2 de agosto. Manzanares y Roca se marcharon a hombros pero el mejor toreo lo había hecho el sevillano que firmó dos obras de calado. Pero antes de recalar de nuevo en El Puerto le esperaba la célebre Corrida de los Candiles de Marbella, eclipsado -como Ortega- por un Morante desatado. Había que volver al Puerto, otra vez vis a vis con Ortega, para demostrar la medida de una ambición que superaba la solitaria oreja que cortó.
A partir de ahí tocaba que descender los meandros del final del verano, pasando por las plazas de Dax, San Sebastián, Gijón, Málaga, Bilbao, Cieza, Cuenca... en las que el resultado numérico no iba a estar siempre unido al regusto del aficionado, a esa memoria del aficionado. El triunfo contante y sonante sí iba a llegar en Almería, sumando una nueva puerta grande en la mixta que, además del mes de agosto, cerraba la gerencia de José María Garzón en el coso de Vilches.
Pero aún había que cumplir con el resto de contratos de la agenda sin perder de vista la vuelta a la plaza de la Maestranza. En Linares asistió a uno de los capítulos de la revelación de David de Miranda; hubo puertas grandes en San Sebastián de los Reyes, Aranjuez... zambombazo y sinfonía en Nimes y la vista puesta en las plazas de Sevilla y Madrid -con intermedio triunfal en Pozoblanco- para cerrar campaña.
En la plaza de la Maestranza volvía a alternar con Ortega, que cuajó un buen trasteo, también matizable, con el mejor toro de Victoriano del Río en una tarde de mucha cal y un poquito de arena de David de Miranda. Pero, ésa es la verdad, dio gusto ver trastear a Aguado con majeza y torería añeja a un sexto de escasas opciones que sirvió para evidenciar que la mejor sazón del sevillano. En Las Ventas, con garcigrandes sin opciones, fue la última. En 2026 tiene cartas para jugar pero también una responsabilidad añadida...
ESTADÍSTICAS
Pablo Aguado figura en el puesto número 14 del escalafón en la temporada 2025. Ha sumado 31 tardes en las que ha paseado 29 trofeos. En plazas de primera se anota 14 paseíllos; otros 14 en las de segunda y 7 en las de tercera.
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