Tres toreros con ganas de más
real maestranza | segundo festejo del abono
Interesante corrida la del retorno de Fuente Ymbro a Sevilla
El reencuentro de Lama de Góngora con su plaza, vértice de la tarde Calerito estuvo a pique de percance grave Discreto debut del valenciano Navalón
Luto por un torero de plata
La corrida de Lama de Góngora, Calerito y Samuel Navalón, en imágenes

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros de la Real Maestranza. GANADERÍA: Se lidiaron toros de Fuente Ymbro con alguno aplaudido de salida. Fue una corrida con mucho que torear y en la que más de uno fue de más a menos. TOREROS: Lama de Góngora, de morado y oro, saludos y una oreja. Calerito, de verde y oro, saludos tras aviso en su primero y petición y vuelta en el quinto. Samuel Navalón, de blanco y oro, petición y vuelta en el tercero y aviso y silencio en el sexto. CUADRILLAS: Saludaron en banderillas Fernando Sánchez y Juan José Domínguez. INCIDENCIAS: Segunda corrida de abono en tarde calurosa y con rachas de viento. La plaza registró algo más de media entrada. Al final del paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Alfonso Ordóñez, fallecido ayer en Sevilla.
Corrida para ir calentando motores con vista a lo que está por llegar. Era la corrida del retorno a la Maestranza de Fuente Ymbro, el encaste que dirige Ricardo Gallardo. Una corrida destinada a tres toreros de la parte baja del escalafón, pero que a la hora de la verdad demostraron que quieren ir escalando posiciones en ese difícil rol de ser matador de toros. La tarde era casi veraniega y con rachas de viento que dificultaron la labor de la animosa terna. Era una tarde para aficionados según se comprobaba a medida de que iban saliendo productos de Fuente Ymbro, que fueron aplaudidos de salida, especialmente el que abrió plaza. Luego pasó que hubo de todo, alguno con clase, pero poca transmisión, otros que iban menguando según avanzaba la faena y el cuarto, un ejemplar llamado Tramposo y que aunque mostró nobleza, también fue muy exigente ante las decididas telas de Lama de Góngora.
Y empezando por el principio nos damos con el reencuentro de Lama con su plaza de Sevilla. No se debe olvidar que fue un novillero que levantó una oleada de ilusión en la afición hispalense hace un decenio. Aquello fue un sueño que no duró mucho, pero que dio para que fuese apoderado por la empresa Pagés y para que su alternativa fuese de mucha prosapia, justamente en plena Feria de 2015 con Enrique Ponce de padrino y José María Manzanares testificando.
Luego todo fue languideciendo, Paco se llevó yendo allende el océano para no estar parado y ahora le llegaba la ocasión de reencontrarse con su plaza y, sobre todo, con aquella gente que quiso llevarlo en volandas hacia una meta complicada. Y con el agua hirviéndole en el radiador salió Paco Lama al encuentro de Histérico, un corniveleto de pelo negro que levantó la primera ovación de la tarde. Y a través de una faena de buen trazo en la que intercaló muy buenos muletazos, lo mejor de la faena sería lo que antaño era su talón de Aquiles, la espada. Magnífica estocada a ley con la esperanza de que en el cuarto fuese todo mejor.
Y lo fue, claro que lo fue. Por lo pronto hizo algo tan a contraestilo como irse a chiqueros. Qué de lobos con sus orejas habrá visto Lama a lo largo de su calvario para irse a portagayola. Y no sólo salió con bien de la gesta, sino que fue el preludio de una obra bien hecha en la que se mezclaba la pinturería con la profundidad. Un desarme inoportuno estuvo a punto de chafarla, pero estaba el torero muy decidido y retomó la altura echándose la muleta a la izquierda en una serie donde surgieron esos pases con desmayo que tanto calan. Nuevamente se fue tras la espada y eso le permitió tocar pelo en la anhelada tarde de su vuelta a casa.
Juan Pedro García, Calerito en los carteles, es un ejemplo de resiliencia y tras no obtener recompensa por su último triunfo en Sevilla, Sevilla le daba la oportunidad de cambiar el duro... nuevamente. Estuvo a punto de pagar muy caro sus ganas de decir aquí estoy yo, pues hubo veces que en sus ganas de triunfo atropellaron la razón. Y benditos sean los atropellos de la razón cuando de abrirse camino en el toreo se trata, Calerito no dejó pasar la ocasión de dejarse ver con el capote y con la muleta estuvo muy por encima de Ratero y de Ojinegro, el lote que le tocó. Dejó a los dos crudos y en la muleta estuvo siempre muy dispuesto, tanto que el segundo se lo llevó por delante en un par de ocasiones. Sin duda alguna, Calerito merece un mejor trato del sistema y bien que lo demuestra cada vez que asoma por el Baratillo. En esta ocasión, la espada le jugó en contra en los dos toros, pero Calerito, que se libró de un percance grave, se deja una puerta abierta.
Cerraba la terna el valenciano Samuel Navalón, que ya, incluso, ha confirmado en Madrid con un cartel tan lujoso como el de su alternativa en Albacete. Era su presentación en Sevilla y salió a revienta calderas, tanto que brindó los dos toros al mismo receptor, el público. También repitió lo de irse a la puerta de chiqueros para recibir primero a Soplono y luego a Soplón. Parece el valenciano torero recio, se los pasa cerca y no tiene prisa por concluir. En los dos toros pecó de alargar la faena, lo que le costó un aviso en su primero y un duro trabajo para que el toro se le entregase a la hora de la verdad. Fue una corrida con detalles a tener en cuenta y de ella nos quedamos con la buena nueva de que Sevilla se ha reencontrado con aquel novillero que tanto la ilusionó. Y hoy, el insólito hecho de un mano a mano en Sevilla de dos novilleros, un niño prodigio y otra ilusión de Sevilla. A ver qué tal...
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