Aunque nos hubiera gustado ver entre su programación títulos muy esperados como Yo estaba en casa, pero..., de Angela Schanelec, o Undine, de Christophe Petzold, dos de los más destacados representantes de la estimulante Escuela de Berlín, y que esperamos más pronto que tarde en la cartelera de la nueva normalidad, la 20ª edición del Festival de Cine Alemán de Madrid, este año en obligada versión on line en la plataforma Filmin, es un buen escaparate para ponerse al día con la actualidad del cine germano en sus diferentes formatos y géneros, del cine de autor al documental, desde el cine más popular a títulos destinados al público infantil y juvenil, del largo al corto, una muestra de voluntad transversal y plural que, organizada por German Films y la colaboración del Goethe Institut, se ha convertido ya en una cita cinéfila de referencia para los primeros calores del verano.

La edición que nos ocupa, que arranca mañana viernes 5 y estará disponible hasta el próximo día 11, y de la que puede adquirirse, como en festivales previos, un abono para toda su programación por 25 euros que da derecho a tres meses de suscripción a la plataforma, trae como película de apertura Un país libre, de Christian Alvart, un filme que la propia organización define como una suerte de remake de nuestra Isla mínima y que nos lleva a la Alemania aún en proceso de reunificación de 1992 para investigar la desaparición de dos chicas adolescentes en una zona remota del país por parte de dos policías de caracteres antagónicos y con la historia reciente como telón de fondo.

Largos, documentales, cortos y cine infantil o juvenil conforman la programación del festival de cine alemán

Un país libre será así la primera de las cinco ficciones de la muestra, que se prolongan con El espacio entre las líneas, de Vanessa Jopp, un drama romántico basado en el best seller internacional del mismo título de Daniel Glattauer sobre una relación sentimental cuyos inicios digitales y virtuales marcan el rumbo de su desarrollo; Mi final, tu comienzo, debut en la dirección de Mariko Minoguchi, que se propone revelar qué mecanismos hay detrás de sentimientos que todos alguna vez hemos experimentado a mitad de camino entre el romance clásico y la ciencia-ficción; En el fuego, de Daphne Charizani, que aborda la perspectiva identitaria de personajes atrapados entre dos culturas, una soldado alemana con raíces kurdas que emprende un viaje para encontrar a su hermana desaparecida; y Coup, de Sven O. Hill, un filme basado en hechos reales y ambientado en 1988 que cuenta la historia de un empleado bancario, padre de familia y rockero, que planea el robo perfecto en el banco en el que trabaja.  

La sección de documentales nos trae tres títulos: Schlingensief - Una voz rompiendo el silencio se acerca al artista multimedia Christoph Schlingensief, figura muy desconocida fuera de sus fronteras pero cuyas creaciones modelaron el discurso político y cultural alemán durante décadas; Lost in face ofrece el retrato de una mujer, Carlotta, que padece prosopagnosia o ‘ceguera facial’, que consiste en la incapacidad de retener un solo rostro, incluido el suyo propio ante el espejo; y El arte lo dices según te sale decirlo, acercamiento de Sabine Herpich al estudio artístico Mosaik en Berlín, donde trabajan artistas con distintas discapacidades físicas y psíquicas.

La programación del festival se completa con tres títulos para niños y adolescentes, Nada más perfecto, Alfonso Mofletines, cuenta atrás para el caos y TKKG, y hasta 13 cortometrajes de jóvenes promesas seleccionados por un comité de expertos encabezado por la popular escritora y cineasta Doris Dörrie. Como complemento a las películas, del 11 al 14 de junio, el Goethe Institut ofrece además un taller on line titulado Rebeldes y olvidados del cine alemán que será impartido en cuatro sesiones por el crítico, programador y docente todoterreno Javier H. Estrada.

HENRI: ¡Viva la Cinématèque!

En la que tal vez sea la mejor iniciativa de todas las instituciones cinematográficas durante la pandemia, la Cinématèque Française, pionera mundial en la indispensable labor de preservación, restauración y cuidado del legado cinematográfico nacional, ha habilitado una plataforma on line de nombre HENRI, en memoria de su mítico fundador y padre de la cinefilia moderna Henri Langlois, donde, semana a semana, se han ido volcando gozosas rarezas recientemente restauradas (¡y cómo!) de su vasto catálogo.

Henri Langlois, padre y fundador de la Cinématèque Française.

Largos, cortos, cine de animación y documentales de distintos periodos de algunos autores esenciales del cine francés como Jean Epstein (Le tempestaire, La chute de la maison Usher),Henri G. Clouzot (Brasil), Jacques Rozier (Dans le vent, Paparazzi) o Jean-Claude Biette (Le champignon des Carpathes), también títulos de algunos ilustres emigrantes y asimilados como el georgiano Otar Iosseliani (Aquarelle) o el chileno Raúl Ruiz (Bérénice, Trois tristes tigres, La recta provincia), incunables del cine de vanguardia como Fièvre (1921, Louis Delluc) o Le folie du Doctor Tube (1915, Abel Gance), las películas pioneras de Paul Nadar, o títulos procedentes del catálogo del Studio Albatros que, entre 1919 y 1929, impulsó desde Montreuil una iniciativa de producción a imagen y semejanza de Hollywood: La tour (1928), de René Clair, Le brasier ardent (1923), de Ivan Mosjukine, Feu Mathias Pascal (1924), de Marcel L’Herbier, o Gribiche (1925), de Jacques Feyder.

Para mayor celebración de la cinefilia, una entrevista inédita de 1988 entre el crítico Serge Daney y Jean-Luc Godard y numerosas piezas didácticas del propio Langlois también están disponibles en este maravilloso catálogo on line de acceso gratuito.