La ciudad y los días
Carlos Colón
Montero, Sánchez y el “vecino” Ábalos
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“De cualquier tipo me encanta el chocolate, la verdad”, confiesa Gonzalo, conocido como 'el de las bolas', mientras enseña las vitrinas de Productos Alba, su obrador situado en Coria del Río. Allí, en pleno corazón repostero, el chocolate no solo es un ingrediente, sino el alma de la mayoría de sus creaciones.
La tradición viene de familia. “Mi madre siempre decía que nos encontrábamos en los sacos durmiendo, porque desde pequeños veníamos al obrador. Esto te viene en la sangre”, recuerda Gonzalo con una sonrisa. Esa herencia es la que hoy combina con su faceta de influencer, donde comparte con miles de seguidores su particular forma de entender la repostería.
En su catálogo, el chocolate es el auténtico protagonista. “De diez piezas que hacemos, nueve van rellenas de chocolate”, explica. Desde sus populares bolas hasta cañones, caracolas o palmeras, todo pasa antes o después por este ingrediente imprescindible. “El chocolate siempre tiene que estar, es el número uno en venta siempre”, sentencia.
Además, cada elaboración requiere un tratamiento distinto. No es lo mismo preparar una cobertura brillante para una palmera que un relleno que debe hornearse. Esa versatilidad convierte al chocolate en un auténtico camaleón de la repostería, capaz de adaptarse y realzar cada receta.
En este Día Mundial del Chocolate, Gonzalo y Productos Alba recuerdan que este producto no solo endulza la vida, sino que también crea recuerdos, une tradiciones familiares y despierta pasiones que, como en su caso, duran toda la vida.
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