Las vidrieras de la Catedral de Sevilla, unas de las más extensas e impresionantes de España

Vidriera de Los Evangelistas
Vidriera de Los Evangelistas / Catedral de Sevilla

Las vidrieras ocupan un lugar central en la arquitectura y el simbolismo de las catedrales góticas y renacentistas repartidas por España. Estas cumplen una función decorativa, por un lado, ya que a través de la luz filtrada por los vitrales de colores, se crea un ambiente simbólico que refuerza el carácter sagrado del templo, y por otro una función didáctica, puesto que a través de ellas se transmiten escenas bíblicas y enseñanzas religiosas a los fieles.

En la Catedral de Sevilla, construida entre los siglos XV y XVI, se conservan numerosas vidrieras realizadas por destacados maestros vidrieros de la época. Estas representan tanto episodios del Antiguo y del Nuevo Testamento (en las que se pueden ver imágenes de santos) y constituyen uno de los conjuntos más extensos, homogéneos y mejor preservados de las catedrales españolas.

Con un total de 138 vidrieras conservadas en muy buen estado, estos cristales suponen un magnífico capítulo para conocer la historia de esta técnica en la península Ibérica, desde el siglo XV hasta el XX. La forma de las ventanas y la iconografía de sus superficies vítreas obedecen a los distintos encargos realizados y a las etapas constructivas del edificio.

De las más antiguas a las más nuevas

Tal y como detallan desde la página web de la Diputación de Sevilla, las más antiguas que se pueden encontrar en el tempo son de estilo gótico y son las 17 que cierran los vanos situados sobre las capillas laterales y nave mayor de poniente, hechas por el alsaciano Enrique Alemán, que también trabajó en la catedral de Toledo. Concluida la construcción gótica la catedral encargó las vidrieras del altar mayor, crucero y naves orientales, tanto las situadas sobre las capillas como sobre los accesos y la mayoría de las que cierran los vanos de las capillas perimetrales.

Hasta la segunda mitad del siglo XVI maestros renacentistas estuvieron trabajando de forma ininterrumpida en su elaboración hasta que, finalmente, se concluyó con el programa de su construcción tras 100 años sumidos en esta tarea. No obstante, en los siglos XVII, XVIII y XIX otros artistas siguieron haciendo otras vidrieras de interés que manifiestan la evolución de las mismas durante el periodo barroco y neoclásico.

De todas las vidrieras que se pueden encontrar a día de hoy en la Catedral de Sevilla, determinar cuáles son las más destacadas no es tarea fácil, ya que se trata de una percepción muy subjetiva. Sin embargo, destacan algunas de ellas por encima de las demás: las elaboradas por Enrique Alemán por ser las primeras en elaborarse, y la conocida como “Resurrección del Señor”, de Carlos de Brujas, que despunta por su carga expresiva, el diferente uso de colores y por haber resistido la censura inquisitorial.

Estas obras, además de su valor artístico, constituyen un testimonio histórico de la religiosidad, la técnica y el gusto estético del periodo gótico y renacentista en ciudades como la hispalense.

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