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Un médico napolitano en la iglesia de la Magdalena

Dos médicos, un oftalmólogo y una cardióloga, cuentan sus vivencias como cooperantes en África en el Aula Moscati

Participantes en el Aula Moscati del Colegio de Médicos junto al retrato de César Ramírez / Juan Carlos Muñoz

Un retrato del médico Giuseppe Moscati (Nápoles, 1880-1927) realizado por el pintor y arquitecto César Ramírez se encuentra en la parroquia de la Magdalena. El cura párroco de esta iglesia, Francisco Román, es uno de los que alientan el Aula Moscati de Medicina y Fe que ha celebrado su tercera sesión en el Colegio de Médicos.

Después de la presentación de la obra de César Ramírez, José Joaquín Jiménez Silva, teólogo y pastor luterano residente en las Tres Mil Viviendas glosó el perfil de Albert Schweitzer (1875-1965), el médico, teólogo, filósofo y músico alsaciano que en 1952 recibió el Nobel de la Paz y dedicó más de cuarenta años a cuidad a los enfermos del hospital que abrió en Lamberené, en el Gabón, ciudad donde falleció.

El Aula Moscati siguió en el continente africano con las vivencias de dos médicos cooperantes: Tomás Torres Urbano (Valencia, 1960), oftalmólogo; y Beatriz Lorenzo López (Madrid, 1990), cardióloga. El primero descubrió ese continente a través de una visitadora médica y de una ong de los hermanos maristas. Empezó en Costa de Marfil en 2022 y desde entonces ha viajado por medio continente, ha vivido una guerra, un golpe de Estado, le han picado los mosquitos y sin embargo todos esos riesgos le han valido la pena. Si en el hospital de Valencia opera siete cataratas en un día, en África esa patología ocular es la primera causa de ceguera.

La cardióloga Beatriz Lorenzo descubrió África en el barrio de la Candelaria, a través de la Fundación Solidaridad Candelaria. Hizo la carrera en Madrid y la especialidad en Sevilla. En cuarto curso ya viajó a Camerún, pero el país con el que más se ha implicado es Malawi, un país “superpacífico porque no tiene nada, ni petróleo ni riquezas mineras en el subsuelo”. Ha ido más en tareas de coordinación y gestión. “La cardiología es una especialidad del Primer Mundo”.

Paco Correal, redactor de Diario de Sevilla, propició un coloquio entre estos médicos cooperantes de dos generaciones diferentes pero con idéntica vocación. El doctor Torres impresionó al auditorio cuando contó su experiencia en una aldea de Benin donde todos estaban ciegos. Descubrió que la causa era la oncocercosis, una infección parasitaria propagada por un insecto que campaba a sus anchas por un lago cercano. Un oftalmólogo y una cardióloga en el corazón de las tinieblas, donde la pobreza convive con la sonrisa y la gratitud, especies en vías de extinción en Occidente.

Discípulos de Moscati y de Schweitzer. De Colegas como el colombiano Héctor Abad Gómez, al que su hijo le dedicó el libro ‘El olvido que seremos’ o Carlo Levi, médico italiano que contó sus vivencias en ‘Cristo se paró en Éboli’.

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