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Es indiscutiblemente una de las tapas más típicas de Sevilla y más versátiles. Los montaditos pueden ser "casi" de lo que uno quiera y en la ciudad eso se maneja con maestría, aunque hay una decena de clásicos fijos (a los que pueden sumarse alguno que otro más) que siempre están en carta. Una alineación digna de Champions que todo sevillano alguna vez ha probado y que nunca se cansa de repetir. Los que prefieren el pescado, el rey es el de melva; el marisco, el de gambas con alioli; la carne, el de lomo; los embutidos, el de chorizo picante... La lista se alarga con los míticos serranitos o la carne mechada, entre otros irresistibles que siempre triunfan.
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Pues aquí está el que provoca auténticas peregrinaciones allí donde salta la alerta de que es el mejor de Sevilla. El montadito de pringa siempre es un éxito garantizado. Chorizo, moricilla, carne del cocido y tocino son los ingredientes básicos de esta mezcla untuosa perfecta que quita el hambre y el "sentío".
Para muchos el Piripi es la combinación perfecta de ingredientes. Tomate natural, lomo, bacon, queso y alioli (si es casero, mejor que mejor) es la contundente receta que quita el hambre y anima el alma. Imposible resistirse a uno bien hecho.
Tres secretos tiene el Capote o montadito de melva con pimiento morrón: buen pan, buena melva en aceite (de oliva, si puede ser) y una buena conserva de pimiento morrón. Un bocado dulce y salado que atrae a los amantes de la melva y que es el preferido de muchos cuando aparecen las ganas de un tentempié ligero.
Nos retrotraemos a nuestra más tierna infancia con sólo nombrarlo: montadito de lomo. Sin lugar a dudas, es el preferido de los más pequeños de la casa, aunque las buenas costumbres nunca se pierden y sigue siendo el predilecto de muchos adultos, de ahí, que sea un imprescindible en la carta. Si este jugoso lomito de cerdo viene acompañado de patatas fritas, mejor que mejor.
Se podría decir que es la opción perfecta para quienes quieran llevar una tapa de solomillo al whisy al bocadillo. En el interior de un pan bien tostado se introduce lomo bien bañado en sala al whisky y patatas fritas. Hay quien modifica algunos de sus ingredientes o añade otros, pero el sabor siempre es único.
Difícil resulta encontrar un montadito de carne mechada casera, pero haberlos haylos. Si tiene la suerte de cruzarse en su camino con uno, no deje pasar la oportunidad de degustarlo con ímpetu. Aquí el "para mojar pan" sobra porque su pan debe estar bien regado con la propia salsa de la carne mechada. Literal, "para chuparse los dedos".
Apto para los estómagos más resistentes. El montadito de chorizo picante es un must en tabernas y bares. Calentito y acompañado de patatas fritas de freiduría es un manjar ibérico digo de los más carnívoros.
Quién iba a decir cuando se inventó que el pescado con el lácteo casa. Este es el caso del montadito de salmón, palometa en la mayor parte de los casos, con queso. Un bocado ligero y sabroso que nunca pasa de moda en bares y que es una apuesta segura como tentempié.
No hay mejor producto de mejor calidad y gusto que un buen jamón ibérico de bellota. Es el emparedado perfecto, el montadito de jamón. Le basta un sólo ingrediente para ser el más redondo. Un incombustible que honra con su presencia en cartas de bares y tabernas.
El mini serranito es el montadito más completo y uno de los que más atrae al sevillano, que tiene en su hermano mayor, el serranito, un grande de la gastronomía sevillana. Tomate, pimiento, jamón y lomo (existe su versión con el pollo) es la combinación que nunca falla entre dos panes blanditos.
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