Camino de Santiago desde Sevilla | Etapa 9 de la Vía de la Plata: Villafranca de los Barros-Torremejía

El Camino se interna en la Tierra de Barros con una etapa larga y monótona.

Vía de la Plata: salida desde Sevilla

Vía de la Plata: salida desde Zafra

Bienvenido a la Penillanura de Badajoz, donde los viñedos se pierden en el horizonte
Bienvenido a la Penillanura de Badajoz, donde los viñedos se pierden en el horizonte / Google Maps

Ficha

Ruta lineal

Distancia: 26,7 Km

Dificultad: Moderada (ojo con el calor)

Inicio: Villafranca de los Barros

Final: Torremejía

Poblaciones que atraviesa: Ninguna, aunque es posible desviarse a Almendralejo

Naturaleza: 1/5

Llevamos ya mucho recorrido por la Vía de la Plata y empezamos a familiarizarnos con su dureza. No se trata de una dificultad física, ya que los perfiles no suelen ser muy exigentes. La monotonía del paisaje en algunos tramos y la soledad de los largos trayectos serán los verdaderos obstáculos, los que minen la moral del caminante.

La salida de Villafranca de los Barros y el inicio del monótono camino
La salida de Villafranca de los Barros y el inicio del monótono camino / Google Maps

La novena etapa, entre Villafranca de los Barros y Torremejía, es un claro ejemplo de todo esto. Es larga, de unos 26,7 kilómetros, pero lo peor es que además se hace muy pesada ya que una vez que se sale de la localidad inicial, apenas hay distracciones: una extensa llanura con viñedos. Nada más. Ni sombras, ni fuentes... ni gente (con suerte, quizá algún agricultor o pastor que salude).

Comenzamos en la Plaza de España de Villafranca. Antes de nada, conviene buscar un lugar donde desayunar o comprar algo de comida, porque, salvo que nos desviemos a Almendralejo, no tendremos opciones de reponer fuerzas de otra forma. Seguimos las calles Santa Joaquina, Calvario y San Ignacio. Esta última se divide en tres ramales: tomamos el de la derecha hasta pasar la carretera BA-002 y unos viveros.

No hay pérdida: en los cruces o cada cierta distancia veremos vieiras o cubos de Cáparra con los azulejos de colores.
No hay pérdida: en los cruces o cada cierta distancia veremos vieiras o cubos de Cáparra con los azulejos de colores. / Google Maps

Tras el arroyo de la Cañada, comienza el largo peregrinar por los campos de vides. La llamada Penillanura de Badajoz se pierde en el horizonte, sólo interrumpida por las casas de Almendralejo, a medio camino, y el acompañamiento constante de la A-66 y la N-630 a nuestra izquierda.

A unos 12,5 kilómetros de Villafranca, tenemos la posibilidad de desviarnos por el Camino del Molino a la localidad almendralejense, ciudad fuera del trayecto que cuenta con todos los servicios. Del Camino a la población hay unos cuatro kilómetros, por lo que ir y volver supondría sumar 8 Km más al total de 26. Da para pensárselo. De todas formas, si el sol nos castiga demasiado y nos quedamos sin agua, sería una opción a tener en cuenta. Almendralejo ofrece también la posibilidad de pasar la noche, aunque no tiene albergues.

En este cruce, si vamos por la izquierda, acabamos aproximándonos a Almendralejo.
En este cruce, si vamos por la izquierda, acabamos aproximándonos a Almendralejo. / Google Maps

A 4 kilómetros de la bifurcación anterior, cruzamos la carretera EX-212, que es el camino por el que volverán los que se desviaron previamente. Desde aquí, queda aún algo más de dos horas de caminata hasta el final.

Antes de llegar a Torremejía, debemos pasar bajo las vías del tren por un túnel, que también hace de paso para un arroyo que suele ir con poca agua. Un carril nos meterá entre las primeras casas hasta llegar a la calle Calzada Romana, que va paralela a la carretera nacional. El pueblo tiene un plano muy ortogonal. A la izquierda tendremos la Plaza de España, donde está el Ayuntamiento.

En Torremejía destacan estos dos edificios: a la izquierda, el Palacio de los Mexía y, a la derecha, la Iglesia de la Purísima Concepción.
En Torremejía destacan estos dos edificios: a la izquierda, el Palacio de los Mexía y, a la derecha, la Iglesia de la Purísima Concepción. / Google Maps

Torremejía es un municipio de 2.000 habitantes que tiene como curiosidad ser el lugar donde Camilo José Cela ambientó su novela La familia de Pascual Duarte. En cuanto a patrimonio, destaca el Palacio de los Mexía del siglo XVII, actualmente en un estado bastante ruinoso, pero del que aún destaca su portada barroca. Este edificio está en la misma plaza donde se ubica la Iglesia de la Purísima Concepción.

En resumen, se trata de una de esas etapas que el peregrino desea terminar cuanto antes. Sus escasas distracciones acaban pesando más que la propia mochila. Además, cuidado si hace mucho calor y aprieta el sol, porque no hay ni una sombra.

stats