Soy sevillana y esto es lo que hago en mi ciudad para sobrevivir al caluroso verano
Piscinas naturales, planes nocturnos y pasear por sitios frescos son algunos de los planes que se pueden hacer en la ciudad durante julio y agosto
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La llegada del verano en una ciudad como Sevilla es sinónimo de altas temperaturas y de calles desiertas durante las horas centrales del día, cuando el calor aprieta con fuerza sobre el asfalto. Aunque parezca que durante los meses de julio y agosto en la hispalense no se puede hacer gran cosa, lo cierto es que existen algunos consejos, de esos que nos dan los mayores, que permiten sobrellevar un poco mejor el calor sin dejar de disfrutar del ocio y el tiempo libre en la ciudad.
Las persianas hasta abajo
Aunque sea algo nacionalmente conocido (puesto que no hay persianas en otros países del mundo) bajarlas en Sevilla durante las horas centrales del día marca la diferencia entre tener una casa en la que se concentra el calor o mantener el frescor lo máximo posible. Eso sí, por las noches es conveniente abrirlo todo y airear las estancias. Con suerte puede correr algo de aire que refrescará la casa y permitirá que se pueda dormir durante la noche.
Siempre con el abanico en la mano
Si se está de visita en la ciudad y se quiere dar algún paseo cuando hace calor, lo ideal es hacerlo con un abanico en la mano. Es posible que casi todas las mujeres en Sevilla (y muchos hombres) lleven uno en su bolso o mochila. Este elemento tan característico de la hispalense se puede adquirir en cualquier comercio local con una horquilla de precios donde los hay desde menos de 5 euros hasta más de 50, especialmente si están pintados a mano.
El gazpacho se bebe como agua
Los helados, las granizadas y las cervezas bien frías son habituales en cualquier ciudad cuando el calor aprieta, pero si por algo se distingue Sevilla es porque en sus bares, en ocasiones, también se puede pedir un vaso de gazpacho bien frío que anima a cualquiera. Los ingredientes que lleva (tomate, ajo, pimiento, pepino, aceite y vinagre) junto con el punto de sal que se le echa a este alimento ayuda a subir la tensión cuando el calor la baja. Eso sí, también da mucha sed, por lo que es recomendable llevar siempre agua.
Nuestro día comienza de noche
Una de las cosas que más llama la atención a los turistas extranjeros cuando llegan a Sevilla es que las calles estén repletas de personas, sobre todo de niños y niñas, a altas horas de la noche e incluso la madrugada. Y es que, debido a las altas temperaturas, lo habitual en la hispalense es salir de casa sobre las 21:00 horas, cuando hace algo más de fresco, lo que conlleva que las plazas estén repletas de niños jugando pasada la medianoche.
Visitar palacios es buena idea
Muchas de las casas palacio que hay en Sevilla como la Casa de Pilatos, así como dos de sus edificios más emblemáticos, los Reales Alcázares y la catedral, son construcciones que mantienen el frescor frente al calor que hace en el resto de la ciudad. Si se está de visita en la ciudad una buena manera de no dejar de conocer lugares históricos sin sufrir en el intento es visitar estos espacios que fueron construidos inteligentemente pensando en las altas temperaturas que alcanza la hispalense. Eso sí, con el abanico en mano y cargado de agua fría para desplazarse hasta ellos.
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